Por Arturo Hernández Cordero
El presente año 2022 está a punto de culminar y con ello, siempre es preciso rememorar lo que ha sido y a partir de ello, formular expectativas de cara al 2023, año que se percibe complejo y en el que varios de los sucesos acaecidos en 2022 encontrarán su desenlace.
Sobre el contexto nacional, hay pocas cosas positivas que se puedan rescatar del 2022 en México.
Ha sido un año marcado por la inflación más alta que ha tenido el país en décadas y que sin duda alguna, hizo mella en el poder adquisitivo de la sociedad mexicana, no obstante, la inflación parece empezar a ceder y al cierre del 2022 (7.80%, la menor en 6 meses) y todo indica a que la tendencia a la baja, continuará en el 2023.
La solidez del peso mexicano también es un aspecto a destacar. Ha sido junto al Real brasileño, las dos monedas latinoamericanas que más se han apreciado frente al dólar y esto aminora los efectos que pudiera tener una desaceleración o una recesión económica el próximo año.
En temas de seguridad, en 2022 México apenas vió descender los homicidios un 7% con relación al 2021; más de 28 mil homicidios dolosos en el país dan constancia de la desastrosa que ha resultado la estrategia de seguridad pública del Gobierno Federal.
Una de las promesas de campaña de AMLO, fue que descenderían drásticamente los homicidios durante la segunda mitad del sexenio. No obstante, su renuencia por recuperar el Estado de Derecho y combatir al crimen, hacen pensar que la incapacidad para lograr pacificación del país seguirá siendo como hasta ahora, el mayor fracaso del Gobierno Federal.
En cuanto al panorama internacional, las cosas no han ido mucho mejor; con una guerra en el Este de Europa en curso, una crisis energética internacional y el ambiente geopolítico cada vez más tenso, el 2023 luce complicado y se requerirá de esfuerzos diplomáticos de gran envergadura para ir contrarrestando la escalada de tensión.
Si bien, puede que la guerra en Ucrania concluya en 2023, el escenario esta dado para que el mundo se encuentre tan o incluso más polarizado que en la época de la guerra fría