Dicen que para tener más mujeres en la política, necesitamos mujeres que quieran entrar a la política. Mujeres de cualquier región, clase socioeconómica o formación profesional. Y no, no me refiero a que las mujeres no tengan interés en política, sino a que existen una serie de señales sociales y culturales, que desde chiquitas, nos indican que la política no es para nosotras.
Durante toda nuestra vida, hemos visto que quienes se dedican a la toma de decisiones son ellos, los hombres. También hemos aprendido que lo que “nos toca”, son las tareas de casa, o los trabajos de cuidado.
Y en la política, en muchas ocasiones las mujeres no se sienten listas o suficientemente buenas, aún teniendo excelente preparación, porque en la practica, las leyes, prejuicios y estereotipos de género, han impedido que un mayor número de mujeres logren consolidar una carrera política en cargos ejecutivos, de dirección y de representación política.
Las acciones afirmativas y luego la paridad de género, han buscado equilibrar la balanza para que cientos de mujeres hayan sido postuladas y electas en diversos cargos, pero es en el ámbito municipal, en donde prevalecen las mayores resistencias.
Por ejemplo, en 1995 se estimaba un 3.52% de mujeres en el cargo de presidentas municipales, en 2005 un 3.55%, en el año 2015 un 9.43%, y para 2021, un 22.18% encabezando los Ayuntamientos.
Para este año de los 2,471 municipios que existen en México, hay un total de 545 alcaldesas ejerciendo el máximo cargo municipal, lo que representa el 28.9%, el número más alto en la historia, aún lejos de la paridad efectiva.
Desafortunadamente Hidalgo se encuentra entre las entidades con menos presidencias municipales encabezadas por mujeres, con apenas 15 alcaldesas, lo que representa apenas 17.85 por ciento del total de las alcaldías, que contrasta con los 69 hombres que se desempeñan como alcaldes.
En una sociedad que nos dice todo el tiempo y de todas las formas, que no pertenecemos al ámbito político, no debe sorprendernos que nos cueste más trabajo levantar la mano para participar, militar o ser candidata a un cargo de elección