Sin duda un hecho que ha marcado esta semana fue el huracán Otis y sus consecuencias en Acapulco. Las imágenes que hemos visto en redes sociales y noticieros, son catastróficas. Parecieran de un evento inimaginable.
Al día de hoy no se pueden contabilizar los daños sufridos, esperando y deseando que sean los menos. Solidarizándonos el pueblo de guerrero y deseando que tenga la mayor de las fortalezas en estos momentos.
No obstante, se ha tocado un tema fundamental en estos días, que es el Fideicomiso de Fondo de Desastres Naturales FONDEN, mismo que ha servido en muchas ocasiones, para apoyar a las zonas devastadas por desastres naturales.
En tal sentido, con el dinero de dichos Fideicomisos se invertía en la reconstrucción de caminos, puentes e incluso en el revestimiento de ríos, con la finalidad de evitar que se pudiera repetir el desastre en comento.
Lo importante de la idea de dicho Fideicomiso, era la legalidad de la entrega del dinero, puesto que al encontrarse dentro de una norma no queda al arbitrio de nadie, sino que cuando una zona cumplía una diversidad de requisitos por los daños ocasionados por los desastres naturales, era una obligación del gobierno realizar las acciones necesarias para la reconstrucción y salvaguarda de la zona con el dinero existente en dicho Fideicomiso.
En cambio, en la disminución o incluso desaparición de fideicomisos, el dinero que se aporta es extraordinario o puede quedar al arbitrio de una o diversas autoridades, y bajo la existencia o no, de los recursos que se hayan aprobado o que se aprueban con la finalidad de desastres naturales.
Por tanto, el FONDEN tenía una finalidad que evitaba en gran medida, la inactividad gubernamental y garantizaba la existencia de fondos, en caso de desastres naturales.
Hoy más que nunca es necesario todo el apoyo para el pueblo de Guerrero, tanto del FONDEN como del gobierno y la sociedad, y estoy seguro que como nación saldremos adelante.
juanfer_lm@jfg