Una vez que el propio presidente López Obrador hizo público que tenía covid, las reacciones en redes sociales no se hicieron esperar. Los mensajes, a unas horas de que se publicó la noticia, generaron un cúmulo de comentarios algunos de solidaridad y otros en tono negativo.
Más allá de esa vorágine, lo relevante es que el presidente en México es el jefe del Estado. Por tanto, lo que le ocurra a esta persona afecta directamente al país. Aquí no tienen nada que ver las animadversiones. Para los malquerientes y para los aduladores, López Obrador representa la figura política más importante y su salud es un asunto de interés público.
En un escenario catastrófico –no deseado por nadie– la ausencia de un presidente pone en jaque a un sistema que basa su andamiaje institucional en una sola persona. Eso es un hecho irrefutable y bajo ese esquema, es primordial procurar las condiciones para que el mandatario se encuentre en óptimas condiciones de salud.
En los días por venir, la doctora Olga Sánchez Cordero, titular de la Secretaría de Gobernación, será el rostro del gobierno en los encuentros matutinos con los medios de comunicación. En ella descansa la política nacional por lo que la empresa no le es ajena.
Pero de cualquier manera, vale la pena reflexionar sobre los vacíos de poder que se forman en un régimen político que concentra muchas de sus acciones y decisiones en una sola persona. Al cabo del tiempo esa figura se desgasta por diversos motivos y quizá el impacto en su salud sea uno de ellos.
No hay que caer en la mezquindad de los argumentos vacíos. Se habla del nivel de irresponsabilidad del presidente por exponerse a un contagio por la negativa de usar cubrebocas. Eso es cierto. Hay más posibilidades de un contagio sin mascarilla pero, lo cierto es el contagio ahora es masivo y es imposible saber dónde se contrajo el virus.
Al final, no creo que nadie busque afanosamente enfermarse para probar suerte con la muerte. No hay motivos para eso. Lo que sí es un hecho es que el presidente basa su popularidad a través de sus constantes visitas al interior del país, hablando con la gente, haciendo acuerdos, negociando con distintos grupos. No es una persona que se quede en el escritorio. Más bien gusta del campo y del contacto directo.
Por tales motivos era difícil que no tuviera un contagio es estos días. Para todos aquellos que buscan un trasfondo político en esta situación creo que se equivocan. Los mandatarios que suelen engañar a tantas personas en algo se equivocan y la mentira pronto se sabe. Este es el caso, sería muy complicado armar un cálculo estratégico ahora. Bajo las condiciones en las que vivimos es casi imposible armar una historia de esa magnitud sin ser delatado por alguien.
No veo, por tanto, la motivación ni la ganancia de inventar una mentira justo en este momento. De tal suerte, que se trata de un evento real que debe de tomarse como los miles de casos que se están presentando en el país.
Hay que tener en cuenta que los contagios por covid 19 van creciendo en el país. Nadie está exento de esta cadena que se incrementa sin descanso. Lo menos que debemos de hacer es seguir cuidándonos y ser empáticos con aquellos que están pasando un mal momento.
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