A través de los años la ciudad de Tulancingo ha cautivado a propios y extraños, muchos visitantes expresaron su admiración por la hospitalidad, la belleza de sus edificios, el orden y limpieza de sus de sus calles y paseos.
Entre los personajes y visitantes ilustres que expresaron su agrado a esta ciudad, se encuentran Madame Calderón de la Barca:
“Cerca de las tres de la tarde llegamos a Tulancingo ciudad de cierta importancia…tiene bastantes calles y comercios, una bonita iglesia, Alcaldes, prefecto, etc. Se ven algunas casas que por su buen aspecto deben de pertenecer a familias acomodadas; pequeñas tiendas muy limpias, y los alrededores, agradables y umbrías alamedas…
Hemos pasado aquí unos días muy agradables, paseando a caballo por las lomas de los alrededores, explorando cuevas, viendo las caídas de agua, subiendo a pie o cabalgando, a cualquier lugar a donde las piernas o el caballo eran capaces de llevarnos…”
Debemos mencionar que la casa en donde se alojó el matrimonio Calderón de la Barca fue en la casa de la familia Adalid, sabemos que esta casa se ubicaba en la parte de la manzana entre Juárez e Independencia.
“La casa de los Adalid, que se levanta en medio de un gran solar y que es la casa par exellence, es muy hermosa con pocos muebles pero con vestigios de antiguos lujos. El salón comedor es un noble aposento cuyas paredes están cubiertas de un hermoso papel tapiz de china, y abierto a un jardín que es el orgullo de la Repùblica…” Tulancingo 8 de mayo de 1840
Maximiliano de Habsburgo se hospedo en el año de 1865 en una hermosa casa que aún persiste en la calle Primero de Mayo entre Juárez y Cuauhtémoc, la llamada Casa de los Emperadores, en dicha casa se alojó tiempo atrás Iturbide.
“A las seis de la mañana del treinta y acompañados por una gran comitiva, que nos dejo hasta muy lejos de la ciudad, emprendimos nuestra caminata para Tulancingo donde llegamos a las cuatro de la tarde.
Esta ciudad, que tiene un aspecto muy distinto al de Pachuca, agrado mucho a Maximiliano; excuso decir, que allí, lo mismo que doquiera, el Emperador fué recibido con grandes demostraciones de entusiasmo y simpatía…
Al día siguiente por la tarde, se sirvió en un hermoso Jardín, llamado JARDÌN DE ADALID, un banquete que ofrecieron al Emperador los artesanos de Tulancingo…” José Luis Blasio
¿En dónde quedaron; la hospitalidad, la belleza de la arquitectura, de los jardines de Tulancingo? ¿en donde quedo la educación y el orden de los ciudadanos?
Se están derribando los antiguos edificios considerados monumentos históricos, artísticos y sobre todo la arquitectura contextual por lo tanto esta bella ciudad se ha convertido en una ciudad mediocre contaminada visualmente y que ha crecido sin pies ni cabeza, en cuanto a la educación y cultura de la población; se está perdiendo. Se deben emprender acciones para recuperar la cultura y la hospitalidad de Tulancingo.
Hasta el próximo viernes.