Erika Ortigoza, titular de la Comisión Estatal de Biodiversidad (COESBIO), señaló la urgente necesidad de implementar programas que fomenten una mayor cultura de respeto a la vida animal y al medio ambiente.
Esta demanda surge tras la muerte de “Pacus”, un jaguar lesionado en Pacula, y las recientes denuncias de habitantes de Atotonilco El Grande, sobre la presencia de pumas que han atacado a borregas y otros animales en la zona.
Los pobladores expresaron preocupación, por la posibilidad de accidentes con personas, en especial niños y adultos mayores. Aunque autoridades de la Reserva de la Biosfera señalaron que los pumas se encuentran en su hábitat natural, los vecinos insisten en que se tomen medidas para garantizar la seguridad de la población.
“No podemos esperar a que ocurra un accidente mayor para actuar”, advirtieron algunos residentes, mientras que otros también indicaron el riesgo que podrían tener los pumas, al ser atacado por los vecinos, por lo que pidieron la intervención de las autoridades.
Ortigoza enfatizó la importancia de encontrar un equilibrio entre la conservación de especies y la seguridad de las comunidades rurales, al reiterar que la educación ambiental es clave para prevenir futuros incidentes.
Señaló que estos incidentes no solo afectan a las especies, sino que también son un indicador de los problemas que enfrenta la biodiversidad local.
Ante ello, resaltó la necesidad de reforzar la capacitación de las comunidades rurales, en torno a cómo interactuar de manera segura con la fauna silvestre
Ortigoza subrayó que la preservación de especies como los jaguares y los pumas son de vital importancia para el ecosistema, pero que también es imprescindible garantizar que las comunidades puedan convivir de manera armónica y segura con estos depredadores. “La solución no es desplazarlos ni exterminarlos“.