Por Arturo Hernández Cordero
En las pasadas semanas han salido a la luz supuestas investigaciones de la DEA en las que el titular del Poder Ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador, se ve directamente ligado a grupos del crimen organizado, quienes presuntamente habrían aportado cuantiosas cantidades de dinero para su campaña presidencial rumbo a las polémicas elecciones del 2006; en las cuales el hoy mandatario perdió por una ínfima cantidad de votos frente al ex presidente Felipe Calderón.
Los medios y simpatizantes afines a la oposición, han aprovechado las supuestas filtraciones para el golpeteo político en contra del presidente López Obrador, tildándolo de “Narco Presidente”. Si bien, la DEA no ha develado grandes detalles del supuesto informe que incriminaría a colaboradores de AMLO y nunca ha señalado directamente al presidente de nexos con el narco, la oposición insiste en crear una narrativa en la que se ponga en tela de juicio la honestidad de López Obrador y que sirva de contrapeso para los probados nexos con el crimen que tuvieran altos funcionarios panistas en el sexenio de Felipe Calderón.
Pese a los reiterados esfuerzos que la oposición ha hecho por mancillar la figura de López Obrador de cara a la ciudadanía y buscar equivalentes en su sexenio a los casos de corrupción acaecidos durante los periodos de Peña Nieto y Calderón, la popularidad del mandatario sigue situándose por encima del 60% y a falta de pocos meses para las elecciones presidenciales, la oposición no parece asumir que desde hace mucho perdieron el pulso de la legitimidad popular en contra de López Obrador; y que en lo que deberían centrarse a día de hoy, es en conseguir acercar a sus figuras políticas a la ciudadanía.
A lo largo del sexenio, la oposición nunca ha conseguido coaccionar a la población para votar en contra de la 4T mediante el antiobradorismo. Tras casi una década de constantes fracasos electorales, pudiera pensarse que es hora de optar por una estrategia política más consistente, sin embargo, parece ser que la oposición seguirá insistiendo el antiobradorismo también en este proceso electoral, lo que desde ya, le augura un eventual fracaso político.