¿Sabía que en Hidalgo se destina al pago de la deuda pública, más que a la atención a la salud o casi lo mismo que a obra pública?
Pues si. Y es que el endeudamiento del estado se mantiene en 6 mil 610 millones de pesos, y eso que en julio de 2018, el Congreso del Estado de Hidalgo aprobó un proyecto de reestructuración de la deuda pública, que ha servido para alargar el pago de 15 años a 20 años. Algo así como “gasta ahora y paga después”.
Y si bien la Secretaría de Finanzas ha recibido buenas evaluaciones de parte de las agencias calificadoras, las futuras administraciones están condenadas a erogar cientos de millones de pesos anuales. Por ejemplo, este 2022, se van a abonar 631 millones 473 mil 887 pesos, casi lo equivalente a lo que se destinara a obra pública.
Pero nada, nada comparado con el embrollo en el que nos iba a meter en septiembre el Congreso del Estado, que encabezaba Francisco Xavier Escorza, al aprobar dos decretos emanados de la bancada panista: el Decreto de Deuda Pública que no fijaba ni porcentajes ni topes de endeudamiento, y otro por el cual se autorizaba a los 84 municipios que pudieran contratar uno o varios créditos e incluso que se “agruparan” para endeudarse y así obtener “las mejores condiciones del mercado”.
Como si no fuera suficiente con los pendientes que tienen: por ejemplo, Tulancingo que tiene adeudos por un total de 32 millones 800 mil 302.94 pesos y este año va a abonar unos 10 millones.
Ambas falacias legislativas fueron vetadas por el Gobernador Omar Fayad, y aun permanecen en la congeladora en espera de que este año, se integren las segundas comisiones para dictaminar las observaciones enviadas por el Gobernador y así enviarlas al pleno legislativo para su aprobación.
Endeudarse es fácil, especialmente si no te cuesta… lo escandaloso es saber que se va a pagar prácticamente el mismo monto de lo que se va a gastar en construcción de carreteras, infraestructura y obra pública, y eso lo padecemos todos