Por Sir Arthur
La amenaza arancelaria implementada por el presidente estadounidense Donald Trump en contra de México y Canadá, tuvo a toda Norteamérica expectante las últimas semanas. Si bien, las intenciones de Trump, de establecer un arancel del 25% a productos canadienses y mexicanos parecía sólida, el gobierno de Estados Unidos desistió el pasado lunes 2 de febrero de la medida que a todas luces sería catastrófica para las economías de sus dos vecinos, pero que sin duda, también habría resultado negativa en todos los ámbitos para la economía estadounidense.
Aunque se anunció una suspensión de los aranceles como una pausa de un mes, en el que se pretenden llegar a acuerdos comerciales y fronterizos, y el gobierno de EE.UU., alardeó por todo lo alto haber doblegado a Sheinbaum y a Trudeau.
Lo cierto es que la suspensión “momentánea” de los aranceles corresponde más a una decisión racional de EE.UU., para evitar una debacle económica, que la consecuencia de haber obligado a Trudeau y a Sheinbaum a reforzar la vigilancia fronteriza.
Ya en ocasiones anteriores, Trump había amagado con aplicar a México sanciones arancelarias en caso de no detener las caravanas migratorias en 2019; sin embargo, en esta ocasión las acciones en contra de sus principales socios económicos, parecían ir en serio. Las amenazas de Trump causaron gran incertidumbre entre la clase empresarial estadounidense; incluso senadores y representantes republicanos se opusieron a la medida, que lejos de propiciar una reindustrialización para Estados Unidos, supondría una crisis inflacionaria y un aumento a la carga fiscal para sus ciudadanos.
Expertos a nivel internacional, aseguran que el gabinete de Trump le hizo desistir de sus amenazas, y muy a pesar de la voluntad del presidente, este se vio en la necesidad de dialogar con Sheinbaum y Trudeau y aceptar suspender los aranceles, a cambio de leves exigencias de control fronterizo.
Con respecto a Sheinbaum, la presidenta, consciente de la insostenibilidad de las amenazas de Trump, se mostró ecuánime y segura al momento de negociar; mismas virtudes que deberá mostrar en embates futuros por parte de EE.UU.