Independientemente del calor que excede los 32 grados Celsius, visitar la ciudad de Sevilla en plena primavera es la mejor opción, turísticamente hablando, claro. Bastará con portar ropa fresca y cómoda, usar mucho bloqueador e hidratarse continuamente que, gracias a las cervecerías del lugar, no genera mayor problema.
Una de mis razones favoritas para visitar Sevilla en estas fechas es el aroma que se percibe por todas las calles de la ciudad, principalmente en el casco antiguo: el aroma de azahar.
Si bien ya les había comentado en textos anteriores, que una de las peculiaridades de esta ciudad son sus alrededores llenos de árboles de naranjo amargo, es justo en esta época donde las flores retoñan e invaden de un delicioso aroma toda la ciudad.
Los árboles de flor de naranjo en Sevilla tienen historia y a continuación se las contaré en pocas palabras.
Cuando los árabes vivieron en “Al-Andalus”, que es el nombre que dieron los musulmanes a la península ibérica durante la Edad Media, trajeron los árboles de naranjo amargo provenientes del lejano oriente.
Estos árboles se asociaban con la felicidad y plantarlos era un disfrute. Es por eso por lo que fueron plantados primero en los barrios burgueses y después por toda Sevilla. Y como consecuencia, el aroma de azahar se convirtió en el característico de la ciudad de Sevilla por excelencia.
Hoy en día, además de poseer un exquisito aroma, visualmente el paisaje de la ciudad es extraordinario. Los parques y jardines están llenos de árboles con flores y frutos y son estos mismos frutos, los que brindan color y armonía a todo el lugar.
Algo muy importante de comentar es que las naranjas no son comestibles y siempre hay que advertir a los turistas. El solo cortar una naranja, aun cuando no vayas a comerla, podría costarte una multa o hasta una visita gratis a la cárcel. Recordemos que todo es patrimonio de la ciudad y no puedes simplemente tomarlo.
Entonces tal vez se preguntarán, ¿qué se hace con todas las naranjas y las flores? Bueno, con la finalidad de aprovechar la abundancia natural de estos árboles, hay fechas específicas programadas por el ayuntamiento, para hacer la recolección de estos frutos y transportarlos a las fábricas donde se extrae su esencia.
La mayoría son transformados en aceites y perfumes, que es el sello característico de la ciudad, aunque también los usan para mermeladas y vinos de mesa, que por cierto Sergio, mi host de couchsurfing, me recomendó no comer ninguna de estas las últimas dos; no porque sean malas, pero al provenir de un fruto amargo, la cantidad de azúcar añadida es elevada.
De cualquier forma, es posible comprarlas para probar y en las tiendas de “souvenirs” se ofrecen los aceites y perfumes de flor de azahar o flor de naranjo para llevar de recuerdo ese delicioso aroma sevillano y nunca olvidar.
En este sentido, visitar la ciudad de Sevilla en primavera no solamente es llenarse de felicidad, colores y aromas, sino que se puede complementar con las célebres fiestas de temporada, por ejemplo, la Semana Santa.
Durante la Semana Santa en Sevilla se disfruta plenamente de la ciudad debido a las procesiones y las hermandades religiosas. Puedes recorrer los mejores barrios y al mismo tiempo, degustar los bocadillos o las famosas “tapas”. Únicamente en Semana Santa es cuando puedes probar el postre de “torrijas”, se los recomiendo mucho.
Otra festividad que no te puedes perderte en la primavera sevillana, es la famosa Feria de Sevilla. Allí la convivencia es muy importante y la vestimenta del flamenco típico te enamorará.
Entonces imaginemos el buen humor de la primavera, las flores, el aroma, el clima y un montón de gente feliz celebrando. ¿Te animas a visitar Sevilla?

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