Llega noviembre y con este vienen los relatos y leyendas, las fiestas de los fieles difuntos, las flores amarillas y moradas, el mole, los tamales etc. En el Valle de Tulancingo, especialmente en Santa Ana Hueytlalpan se puede convivir con estas hermosas y sabrosas tradiciones.
Hablando de narraciones y leyendas, cada año y cada lustro van cayendo en el olvido y el desinterés principalmente de los jòvenes, por la deformación que muchos medios comerciales y escritores hacen de estas. Tal vez las nuevas generaciones ya no disfruten de escuchar tan macabras historias, que hacían muy divertidas las tertulias y meriendas de sus abuelos.
No podía faltar el triste relato de “La llorona” y el clásico grito de ¡Ay, mis hijos! Que muchos afirmaban haber escuchado. Diez años antes de la llegada de los Españoles a lo que hoy es México, aparecieron varias señales y pronósticos:
“6.- La sesta señal o pronóstico fué que se oyó de noche en el aire la voz de una mujer que decía: ¡Oh, hijos míos ya nos perdimos!; algunas veces decía ¡Oh, hijos míos, a donde os llevaré! “HISTORIA GENERAL DE LAS COSAS DE LA NUEVA ESPAÑA.
La versión de la Llorona durante la colonia, màs conocida fué la siguiente:
“Una hermosa mujer que vivía en la ciudad de México en el siglo XVI, hija de padre español y madre indígena sostenía relaciones con un joven español de preclara estirpe ambos procrearon tres hijos, esta joven le pedía a su pareja que se casara con ella, como respuesta el hombre la abandono, y además anunció su casamiento con otra mujer pero de noble linaje, esta pobre mujer cegada por el dolor y la ira, se llevó a sus hijos a un rio y los mató. Cuando se dio cuenta de su crimen se dice que desapareció para siempre. Sin embargo después de tiempo; se aparece por las calles de la ciudad, los pueblos, caminos, en bosques y selvas con una túnica blanca suspendida en el aire emitiendo un terrible grito de dolor: ¡Ay, mis hijos!, ¡Ay, mis hijos!”
En otros países de centro América la leyenda de La llorona se asocia con la de una mujer seductora que recorre los caminos y plazas al encuentro de hombres a quienes les gusta las diversiones perjudiciales, jugadores, borrachos, y malvivientes quienes al verse seducidos por los encantos de esta mujer; la siguen se cuenta que muchos han desaparecido y otros regresan a sus casas espantados. En la península de Yucatán se denomina a esta mujer como la X-tabay.
La versión màs reciente aquí en el Valle de Tulancingo aconteció en el Susto, refiere que un hombre salió a buscar a su madre quien una tarde noche fue a visitar a un pariente, este señor dice que al pasar por una pequeña barranca vio sentada en una piedra a su madre con ropa blanca peinándose y que le decía que se acercara, el hombre sintió miedo y regreso a la casa al llegar encontró a su madre y le conto que la había visto, pero los dos al no encontrar una respuesta resolvieron que todo esto fué un espanto. Estos relatos nos asustaban, pero como deseamos volver a esos tiempos, en los que los miedos eran una fantasía. Hasta el próximo viernes.