Sexo. Características genéticamente heredadas que colocan a un individuo en un continuo en cuyos extremos están organismos o seres reproductivamente complementarios.
Esta definición os lleva a pensar en la biología, y en hembras y machos. Y si, el sexo es lo biológico, y en ese continuo hay muchas formas de sexo biológico.
En el día a día el género y la expresión de género también se ubican en un continuo, y si tenemos que describir lo que está en sus extremos sería lo femenino y masculino. Pero como el género es un constructo socio-cultural-temporal; podemos decir que no es fijo; es decir: que lo que incluían las características de lo femenino hace 50 años o 10 años; en la actualidad puede ya no ser.
El mundo no es binario (solo dos cosas opuestas); no sólo existe lo blanco y lo negro. Entre estos existen diferentes tonos de grises, y muchos otros colores; por poner una analogía. Lo masculino y lo femenino no necesariamente tienen que ser opuestos ni mutuamente excluyentes. Los géneros son complementarios y las posibilidad de expresar el género, infinitas.
Hoy en día se requiere deconstruir estos conceptos que generaciones atrás, limitaban y violentaban. Para visibilizar las posibilidades y libertades que, a partir de la realidad individual de cada persona y desde sus experiencias pueda vivir, sentirse y expresarse.
En este mes “PRIDE” o dedicado y comercializado a la diversidad; es necesario reconocer estas posibilidades de ir siendo; lo estrictamente masculino y/o femenino están en constante construcción y deconstrucción; se mezclan y entrelazan para crear la sensación de libertad y aceptación.
La ropa y la moda es solo eso: ropa y moda. Al que le acomode el saco, o la falda, el azul o el rosa, que se lo ponga. Dejemos de juzgar y violentar cualquiera de las expresiones de género. La ropa no define tu identidad y tu sexo. No somos blancos o negros, somos de colores y tonalidades.