Durante muchos años, la calle Echavarri, es escenario de músicos, principalmente tríos huastecos, norteños y mariachis; sin embargo, actualmente, el panorama es otro porque quienes se dedican a esta actividad, permanecen horas sin que los contraten.
Desde hace un año que comenzó la pandemia por Covid-19, se suspendieron fiestas y todo tipo de eventos, que generalmente requerían de música en vivo.
Ramiro Batres, comentó que antes de la emergencia sanitaria desde los viernes tenían tocadas. “Llegábamos y luego nos contrataban. Si íbamos a una fiesta ahí mismo nos caía más chamba. Ahora, estamos todo el día y así como llegamos nos vamos, es muy rara la vez que nos cae una tocada”.
El entrevistado, comentó que hay quienes tienen que dedicarse a otras actividades para sobrevivir e indicó que en la citada arteria, convergen alrededor de 40 tríos y como 10 locales de mariachis, es decir, más de 200 familias se han visto afectadas por esta contingencia derivada del virus SARS- CoV-2.
Similar situación prevalece con solistas, tecladistas y grupos musicales. Aunque una nueva modalidad, son las serenatas o mañanitas en vivo, pero virtuales ya sea por zoom o por videollamadas.
“De vez en cuando nos han buscado, de esa manera le cantamos a personas que se encuentran, incluso en el extranjero, pero no es lo mismo, aunque lo que caiga es bueno”.
Francisco Rodríguez, representante del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Música, sección 155 de Tulancingo, comentó que las actividades artísticas de esta índole han disminuido en un 80 por ciento respecto a otros años.
De acuerdo con el último padrón en la región Tulancingo, 300 músicos están a la espera de que las condiciones durante lo que resta al presente año sean mejores