La odisea es un poema épico griego compuesto por Homero, y nos cuenta sobre el regreso de Ulises a Ítaca.
En esta obra se habla de las sirenas que cantaban maravillosamente, pero que no lo hacían para agradar a los hombres sino atraerlos, para que sus naves se estrellaran contra las rocas y así poder alimentarse de carne humana.
De allí, que cuando alguien trata de convencer a otros con bellas promesas que están lejos de cumplirse, decimos que son “cantos de sirenas”.
Me parece que este relato viene como anillo al dedo al momento actual de la política hidalguense, en la que empiezan a moverse las piezas de quienes aspiran candidaturas y se afinan las maquinarias electorales, rumbo a la elección de la gubernatura a la que solo le faltan nueve meses.
Día con día la clase política hace cálculos y gesticula, se acumulan giras, pactos y propuestas y se habla de construir una gran alianza, para conservar el poder o sobre las altas posibilidades de alternancia e incluso se plantean posibles candidaturas independientes, en un clima que se va enrareciendo con agresiones y descalificaciones.
A un año de la renovación de ayuntamientos, se ha puesto en evidencia que faltan resultados y sobran excusas. ¿De qué manera nos van a convencer que en esta elección nos va a ir mejor? ¿No es justo reclamar que no sólo presuman de eficientes, sino que sean capaces de demostrarlo? ¿Se tratará de otro canto de sirenas?
Tras dos elecciones en menos de un año, ya deberíamos tener experiencia de que no bastan propuestas. Se requiere capacidad y experiencia para resolver problemas, por eso hay que escuchar de manera critica a las y los actores políticos, sin perder de vista de dónde vienen y que representan.
El objetivo prioritario es prevenir y adelantarse a posibles errores riegos que deben y pueden evitarse como casos de corrupción o ineficacia política. Ulises también quería disfrutar del canto de las sirenas, pero tuvo la sabiduría para auto restringirse
