Al tener una extensa cultura y tradiciones en Hidalgo, diputados proponen declarar a los carnavales como patrimonio cultural intangible; al menos 24 festividades tienen características propias.
Yarabi González Martínez, diputada por el distrito IX de Metepec, enfatizó que las celebraciones y expresiones artísticas de los carnavales deben elevarse a un rango superior y evitar que pierdan su identidad.
Muestra de ello, están los personajes que llaman la atención por sus atuendos coloridos y la representación que buscan transmitir a la sociedad: Los Xhitás de Tecozautla quienes pagan las llamadas mandas paganas al Santo patrono Santiago Apóstol, con disfraces de lentejuelas.
Otros más son los personajes que se disfrazan en San Agustín Mezquititlán, quienes portan máscaras de madera con rasgos demoníacos; pero también están aquellos que danzan sobre fuego en Huehuetla.
“En cada rincón de Hidalgo, los carnavales son más que una tradición, de nuestra identidad, la voz de nuestros pueblos y la alegría que une de generación en generación con los disfraces que nos recuerdan que la cultura vive en la gente”.
Si bien, esta celebración surge como una forma de canalizar sentimientos reprimidos influenciados, con el tiempo por expresiones africanas y europeas, los hidalguenses se han apropiado cada uno de estos rasgos, de impregnar su esencia, lo cual ha sido replicado por cada una de las generaciones de quienes buscan mantener vivas estas tradiciones culturales.
González Martínez abundó que los carnavales más vistosos no solo están en la Otomí -Tepehua, sino en la Huasteca y Sierra hidalguense, donde Los Mecos, representados con guerras floridas a través de sus danzas y los cuernudos de Calnali, que bailan al ritmo de los matlachines y lanzan gritos de algarabía.

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