“Nunca, hasta que llega el momento de pronunciar, el nombre del sucesor, alcanza el poder presidencial, tal plenitud”. “En la política la gratitud sólo tiene 6 meses de vigencia”. “Un presidente da órdenes, no explicaciones”. “No se puede gobernar y tener remordimientos”. Todas estas frases son atribuidas al escritor mexicano Luis Spota, que nació el 13 de julio de 1925 en la Ciudad de México.
Periodista, amante del box, y amigo de presidentes, Spota transformó la novela política con obras indispensables como “Casi el paraíso”, “La Plaza”, o en otras que representan un fiel retrato de la burguesía, las reglas no escritas de la grilla política, de la lucha oscura del poder por el poder a mediados del siglo XX.
Ahora que estamos en vísperas de una sucesión por la gubernatura en Hidalgo y la también la presidencial (recién inaugurada por el propio AMLO), es totalmente oportuno acercarnos a la obra de Luis Spota, en particular a “La Costumbre del Poder”, que nos cuenta en seis volúmenes la historia de un ministro en su búsqueda por la presidencia de un país ficticio, pero que suena familiar a todo lector.
Precisamente uno de los personajes nos recuerda que la sucesión es la etapa en la que “… hay que sumar todas las voluntades que sean favorables, sobre todo de quienes no son amigos o incondicionales…Ya habrá tiempo de restar, de tirar al bote de los desperdicios a los oportunistas…”.
Y es que su prosa no pierde vigencia, porque aunque pensemos ingenuamente que nuestro sistema político es más democrático, que hay otras reglas e incluso otros actores como el INE o los Tribunales, las luchas políticas conservan su esencia: los golpes debajo de la mesa, las descalificaciones entre los contendientes, la guerra sucia.
Y es que en estos tiempos como narra uno de sus personajes “..nada, en nuestra política, es definitivo; excepto, naturalmente, quedarte fuera… y ya sea en la máquina o en el cabús, hay que estar siempre a bordo del tren de los que mandan’”