La jornada electoral del pasado 18 de octubre dejó el rastro inequívoco de una catástrofe electoral peor aún de lo que evidentemente se esperaba para Morena en Hidalgo en las últimas semanas de campaña.
Luego de que en la más reciente elección se habían logrado 17 de 18 diputados locales, en el ámbito federal conquistando los 7 distritos electorales y de que a esta fecha los niveles de popularidad del motor principal del partido de la auténtica transformación se encuentran en niveles circundantes al 65%, todo pintaba para avizorar una nueva y aplastante victoria guinda.
Los más optimistas pronosticaban el triunfo en cerca de 65 de los 84 municipios en disputa; Otros un poco más conservadores, entre 40 y 45. Otros más realistas hablaban de que entre 25 y 30 era una cantidad mucho más lógica y posible, mientras los más pesimistas, valorando todo lo que acontecía al interior de Morena, hablaban de malos resultados en los que si acaso se lograrían 15 o hasta 18 victorias.
La realidad golpeo con la contundencia y violencia de una bofetada rencorosa.
¿Culpables? Muchos. Y de inmediato los dirigentes morenistas comenzaron a repartir responsabilidades señalando la operación de estado orquestada por el gobernador Fayad y su oscuro operador eterno desde las épocas de la Administración General de Aduanas, Simón Vargas, aquel que disponía de los aviones de la SHCP para ir a visitar a Sonora y otros estados a sus “conquistas” o al menos a las que pretendía, planeando los acuerdos en lo oscurito, compra de voluntades, traiciones pagadas, infiltrados en todos los equipo de campaña participantes, prensa informante y a modo, y por supuesto el IEE de Guillermina “Valdespino” que como siempre desde la época “muñequil”, operan de manera parcial lo que se les ordene para lograr las metas que les indican, además de pasar por alto todo lo que no deben ver, desde abiertos y evidentes rebases en topes de campaña, hasta reparto de despensas, materiales de construcción, pagos en efectivo incluso con billetes falsos, operación partidista de funcionarios estatales en horarios laborales, acarreos y varias otras linduras.
Por otro lado también se señaló la evidente afectación y “quemada” que a Morena le ocasionaron las grotescas imposiciones fraguadas desde las cloacas del sosista grupo universidad, que no solo provocaron el rechazo absoluto por parte de la auténtica militancia a la que ofendieron, segregaron y marginaron para evitar que participaran con tal de ejecutar su ambicioso proyecto de adueñarse totalmente del partido para sus nada claros fines, sino que lograron que el grueso de los votantes que sufragarían por Morena, terminaran dándole al partido un claro voto de castigo ante la obvia descomposición del mismo, al menos ante los ojos del electorado.
Todo esto sonaría a ser más que suficiente para entender los increíblemente pésimos y negativos resultados logrados por el movimiento de regeneración nacional que solo logró, con corte a esta fecha, 6 municipios.
En un ejercicio de honestidad y autocritica, Morena sabe perfectamente que sus peores enemigos no fueron los arriba citados, claro, sin depreciarlos ni regatearles un centavo de agradecimiento por sus “logros”, pero sí otorgándole el mayor crédito por la catástrofe a sus traidores dirigentes (que no líderes), integrantes del Comité Ejecutivo Nacional y la Comisión Nacional de Elecciones, así como por parte del Comité Ejecutivo Estatal en Hidalgo y su Consejo Estatal.
Como se puede apreciar en la plataforma de Change.org , la descripción del cumulo de traiciones es clara y se puede actuar al respecto:
https://www.change.org/p/militantes-y-simpatizantes-de-morena-en-hidalgo-exigimos-la-renuncia-de-los-traidores-que-vendieron-las-candidaturas-de-morena-en-hidalgo , en donde se puede leer; “Morena en Hidalgo fue objeto de traición, mentiras y corrupción por parte de su dirigentes tanto en el proceso electoral de 2018 como en el más reciente de 2020, llevando al partido que crearon sus fundadores a una debacle política producto de acuerdos en lo escuro, negociaciones con gobierno del estado, con la “sosa nostra” del grupo universidad y con acomodos de amigos y familiares convirtiéndolo en negocio de unos cuantos y traicionando los preceptos fundamentales de MORENA, No mentir, No robar y No traicionar.
Esta alta traición no solo ha ido en detrimento de la sociedad hidalguense y de sus merecida oportunidad de una mejor vida, sino también en contra de los militantes que después de varios años de arduo trabajo han sido siempre relegados, segregados, bloqueados, excluidos y engañados por sus “¿dirigentes?” traicioneros. Exigimos la renuncia o remoción INMEDIATA de los traidores: Alfonso Ramírez Cuellar, Felipe Rodríguez Aguirre, Horténcia Sánchez Galván, Martín Sandoval Soto, Andrés Caballero Zerón, Luis Enrique Cadena García, Carlos Mendoza Álvarez y Adolfo López Palacios por ser parte de esa traición a los auténticos morenistas, a la 4T, al presidente López Obrador y al pueblo de México.
Rescataremos al partido que con esperanza y nobleza construimos y llevaremos al lopezobradorismo al triunfo en 2021 por el bien del pueblo de Hidalgo, por el de México y el cambio verdadero rumbo a la 4a transformación”.
En síntesis y sin lugar a duda alguna, los peores enemigos de Morena están en su interior, identificados y siendo señalados en todas y cada una de las plataformas digitales y redes sociales en Hidalgo por parte de militantes y simpatizantes.
Es apenas tiempo de lograr un verdadero golpe de timón y recomponer el camino del partido guinda rumbo a los comicios para 2021, ya iniciados en su proceso electoral.