Erika O.

Coco, el oso que vive en el Zoológico de Tulancingo, y que fue operado la semana anterior por dos abscesos que presentaba, evoluciona satisfactoriamente, sigue con medicamento y se encuentra aislado, a fin de evitar una infección.
Mientras que Chelito, el puma localizado en la bodega de un negocio de esta ciudad, el pasado 2 de septiembre, ha comenzado a comer y a adaptarse.
La directora del parque recreativo, Maricruz García, dijo que el oso cumplió una semana de ser intervenido, no sale de su cuarto de dormir y lo dejan salir mientras realizan el aseo del lugar y se le vuelve a encerrar.
Le faltan dos semanas para que le quiten los puntos, le dan antibiótico y ya dejó el medicamento para el dolor, pero en términos generales el oso, de 29 años de edad, está bien.
En relación al felino, reconoció que les preocupaba que no comiera después de varios días de haber llegado, por lo que se pusieron a investigar y habló a la Unidad de Rescate de Fauna Silvestre, con sede en Pachuca, y le dijeron que era normal porque apenas se estaba habituando a un lugar desconocido y había llegado con estrés.
Le dieron variedad de alimentos y el fin de semana empezó a comer, añadió la entrevistada tras referir que también el animal ha comenzado a salir más de su cuarto de noche y pasa más tiempo en el albergue, pues está comenzando a adaptarse.
El destino de este animal aún es incierto, debido a que deben pasar más días para que se defina, por el momento personal de Profepa lo monitorea y será en unas semanas cuando se determine si se queda en este zoológico o se libera en un hábitat apropiado.
De quedarse, se levantaría un acta de permanencia definitiva y se construiría un albergue, con las características que indiquen tanto la Profepa como la Semarnat, concluyó la funcionaria.

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