He leído tristemente una diversidad de notas a nivel nacional, que me parecen preocupantes. Algo inimaginable que una presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos CNDH, que señale que la institución que preside, esta caduca y debe de ser renovada.

En primer punto presidir una institución con tales deficiencias sin trabajar en ellas, sin proponer una reforma interna, parece no solo una insensatez sino una deshonestidad institucional.

Del mismo modo, la esencia de la CNDH es la protección de derechos de las personas en contra de quien ostenta el poder y a través del mismo, abusa de su autoridad, por lo que sin importar el nombre de la institución, tiene como base el aceptar que nuestro Estado tiene fallas y ellas derivan en violaciones a derechos humanos. Pensar lo contrario, sería querer ser ciegos ante los abusos que se perciben día a día en nuestro país.

Por tanto, la CNDH sin duda no puede ser ni cómplice del Estado ni aceptar una sola de las consideraciones del mismo, puesto que su esencia es la defensa continua de los derechos en contra de quien detenta el poder y la autoridad para violarlo.

Lo anterior en virtud de que la primera instancia para proteger nuestros derechos, es sin duda el gobierno en cualquiera de sus formas y ante su inactividad o incluso su acción violatoria de los mismos, es la CNDH quien debe de actuar para protegernos.

En tal sentido, no puede haber nada más contradictoria que una Comisión que no sea critica del propio poder de un Estado y que pretenda ser ciega, ante los errores y omisiones del mismo. Parece que es en ese momento, donde ha perdido su rumbo.

Sin duda, es triste que una institución que a nuestro país le consto tanto tener y que ha sido una lucha constante. no solamente no se convertido en lo esperado sino pareciera que ahora pretende perder su rumbo.

juanfer_lm@jfg

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