Por Arturo Hernández Cordero

El pasado sábado, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel arribó a Campeche, para reunirse con el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador y tratar temas concernientes a la cooperación médica entre Cuba y México.
En el marco de la visita del mandatario cubano, se llevó acabo una investidura que ha generado molestia entre gran parte de la ciudadanía mexicana: condecorar con la Orden Mexicana del Aguila Azteca (máxima distinción que un extranjero puede obtener en el país) a Díaz-Canel, un presidente cuyo régimen antidemocrático ha vulnerado los derechos de millones de cubanos y perpetuando la pobreza y el atraso en el país caribeño.
Como es su costumbre al recibir a mandatarios de izquierda, López Obrador se deshizo en elogios hacia Díaz-Canel y urgió al presidente cubano, mandar a más médicos especialistas a México para fortalecer el sistema de salud, ya que en palabras de AMLO, los médicos procedentes de Cuba jugaron un papel fundamental durante la pandemia en México (motivo por el que supuestamente se le condecoró a Díaz-Canel).
Si bien, los médicos cubanos gozan de una reputación formidable al rededor del mundo, también es cierto que las brigadas médicas que envía Cuba al resto de America Latina, son víctimas de explotación por parte del régimen comunista de la isla, el cual los instrumentaliza como fuente de divisas y propaganda política.
López Obrador ha afirmado reiteradamente que el gobierno que encabeza, tiene profundos ideales humanistas y democráticos.
No obstante, el fin de semana pasado otorgó la máxima distinción mexicana al titular de un gobierno dictatorial, que desde el 2019 ha reprimido las demandas de libertad política y económica del pueblo cubano, y que además, no fue elegido por elección popular, sino impuesto por la Asamblea Nacional de Cuba (integrada exclusivamente por miembros del Partido Comunista).
El discurso humanista y demócrata de López Obrador, contrasta con su trato a los dirigentes de gobiernos tiránicos en América Latina, denotando la demagogia característica de la izquierda que ha hundido social y económicamente a muchos países de la región

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