n día después de ser desechada en la Cámara de Diputados la reforma eléctrica impulsada por el presidente, hay muy poco que abonar al debate. Se confrontaron en esta discusión dos visiones, que han convergido en los últimos tiempos.

Aquellos que se dicen salvadores de la nación porque no permiten que los capitales privados tengan participación en los sectores estratégicos del país, contra lo que piensan que la inversión privada es la única salida para modernizar la industria y poder tener mejor suministro utilizando tecnologías limpias.

Dicho de esta manera, las posiciones se tornaron antagónicas e irreconciliables y, quizá por ello, la mencionada reforma estuvo condenada a su fracaso incluso desde antes de su discusión.

Pero ahora los saldos parecen inclinarse a favor del presidente y de su movimiento. En una buena estrategia de postdebate, las huestes morenistas han radicalizado nuevamente el escenario político nacional a su conveniencia.

Lo anterior, le suma mucho capital político a los guindas a unas semanas de renovar 6 gubernaturas. Es decir, perdieron en el legislativo pero ganaran mucho en el mapa electoral. Afianzan esa visión de salvadores de los intereses nacionales lo cual se convierte en oxígeno puro para las contiendas locales.       

Incluso en estados como Aguascalientes con disminuida presencia electoral de Morena, puede haber un giro en las preferencias por esta lucha estoica que emprendieron los “protectores de los bienes de la nación”; y en el resto de entidades, Durango, Hidalgo, Quintana Roo, Oaxaca y Tamaulipas afianzar la 4T.

En este caso, se puede decir que incluso perdiendo los partidarios del presidente ganaron. Este síntoma democrático donde nadie gana todo ni pierde todo, fortalece el músculo ciudadano de nuestra débil democracia.

Hay que reconocer que los guindas supieron jugar sus cartas para sacar el máximo provecho a un discurso que alimenta su postura ideológica y deja ver a sus contrincantes, como enemigos de México.

Ahora vendrán otras contiendas quizá no tan complicadas como el tema relativo al litio, que solo requiere la mayoría simple en el Congreso y otras más batallas donde los morenos puedan mantener vivo su movimiento.

Esa, hay que recordar, ha sido su estrategia más eficiente. Hace poco movilizó a sus partidarios con el tema de la consulta a los expresidentes. El resultado no fue el esperado por la baja participación ciudadana pero aquello suma a su proyecto.

Pasaron unos meses y los emprendedores de la 4T le entraron al tema de revocación de mandato. Ahí los resultados fueron más positivos aunque tampoco se logró la posibilidad de hacer vinculante aquel mandato. De cualquier manera, los morenos le sacaron buen jugo a ese ejercicio de participación directa.

Ahora la reforma eléctrica fortalece el programa de gobierno del presidente, quien esta vez perdiendo ganó mucho en sus niveles de aprobación, en su estrategia electoral y en evidenciar las flaquezas del bloque PAN, PRI y PRD.

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