Debido a los hechos ocurridos el 8 de marzo en las principales ciudades del país, en donde el Patrimonio Cultural ha sido blanco de ataques y destrucción; hacemos por enésima vez el llamado a las nuevas generaciones para que conozcan la importancia de preservar el Patrimonio Cultural. Preservar es sinónimo de defender, amparar, guardar, conservar, custodiar y proteger. A todos los mexicanos nos compete conservarlo.
Lo primero sería definir que es patrimonio:
“La palabra patrimonio deriva del latín patrimonium y significa bienes dejados por los padres, de pater, patris: padre. El Diccionario de la Real Academia Española define el patrimonio como: hacienda que una persona ha heredado a sus ascendientes.
Se entiende como Patrimonio Cultural, los bienes muebles e inmuebles, debido a la obra de la naturaleza, a la obra del hombre o la obra combinada de la naturaleza y del hombre y que representan interés del punto de vista histórico, arqueológico, estético y etnológico. (C. Díaz Berrio S, Comentarios a la Carta Internacional de Venecia)
El Patrimonio Cultural es entonces el conjunto de manifestaciones creadoras y trascendentales del hombre que conforman el comportamiento histórico y social de un pueblo…”
Ahora bien el patrimonio edificado o arquitectónico es un legado que nos dejaron nuestros antepasados, la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, lo define como monumentos históricos, arqueológicos artísticos y contextuales.
Son monumentos arqueológicos los bienes muebles e inmuebles, producto de las culturas anteriores a la hispánica en el territorio nacional…
Son monumentos artísticos los bienes muebles e inmuebles que revistan valor estético relevante…
Son monumentos históricos los bienes vinculados con la historia de la nación…
Por lo tanto los monumentos, las esculturas y fachadas no son solo paredes, piedras, figuras o estatuas sin vida, sin valor, significan la obra de grandes artistas, escultores, arquitectos; financiadas por el estado, el pueblo y los particulares representan nuestra identidad, dan personalidad a los pueblos y ciudades, representan nuestra historia y cultura.
Es falso que mediante la destrucción de los monumentos se resuelvan los problemas que afectan a la población o sean un foro para levantar la voz y sean escuchadas, los edificios y monumentos históricos no son los culpables de la injusticia, de los feminicidios, de la violencia de género, de los secuestros y la trata.
Este grave problema debe de abordarse de otra manera, no se puede revertir el machismo ancestral de un día para otro si no se va hasta a sus orígenes y se cuenta con la intervención de todos. Hasta el próximo viernes.