La mayoría de las veces voy leyendo en voz alta lo que escribo, con la finalidad de engancharme en mis propios relatos; se los recomiendo, es divertido. Y si hablan otro idioma y están aprendiendo el español, esto les ayudará mucho, porque son lecturas de menos de 5 minutos.
La ventaja de la escritura creativa y una de las cosas que más disfruto al compartirles mis aventuras en textos como este, es la libertad al redactar; por este motivo los temas que leen son tan personales, pero variados, aunado a que cada semana escribo el texto con una métrica de lectura distinta con la finalidad de que sea interesante y entretenido.
Pero bueno, entre tantas cosas que suelo escribir, a veces olvido el hilo exacto de las historias que les estoy contando, otras tantas son de manera intencional por los sucesos que acontecen, pero en esta ocasión les contaré sobre uno de los edificios más altos del mundo.
Hablo específicamente de la Torre Willis en Chicago. Y pienso que es una buena historia para iniciar enero, porque la torre es tan grande y alta, como nuestras expectativas para este mes, creo… Así que iniciemos…
En los meses pasados durante mi visita a la ciudad de Chicago, la Torre Willis fue uno de los primeros lugares recomendados para visitar, y antes de investigar su historia, el simple hecho de escuchar el nombre me causaba mucha risa, debido a la famosa frase “¿de qué estás hablando, Willis?”, que hoy en día utilizamos los mexicanos para referirnos a algo que no entendemos o simplemente, no nos interesa y no prestamos atención.
Esa frase se popularizó gracias a la comedia estadounidense de 1978 “Blanco y Negro” y aunque nunca la vi, disfruto de su significado porque desde pequeña la he escuchado y también empleado.
Entonces, regresando a los días en Chicago, cuando queríamos aprovechar alguna mañana con tiempo libre, pero no sabíamos con certeza qué hacer o qué visitar, usábamos esa frase; además de molestar a Lupita por tener un prospecto llamado también así.
La Torre Willis se encuentra en el centro de Chicago y es uno de los atractivos más representativos de la ciudad. Su construcción inició en 1970 ,con el nombre de “Sears Tower” o “Torre Sears”, en su traducción al español, y en 1973 se convirtió en el edificio más grande del mundo con 110 pisos de altura.
Esta edificación se distinguió no solo por su arquitectura y rápida construcción, sino que 10 años después de su inauguración, en la parte superior le añadieron unas antenas de radiodifusión y a partir de eso, la imagen de la torre se tornó icónica para representar a la ciudad de los vientos en pinturas, películas y por supuesto en los “souvenirs”.
Por muchos años conservó el nombre de Torre Sears. Inclusive aún hay personas que siguen refiriéndose al sitio de la misma manera, pero con el rápido crecimiento urbano, el incremento de inmigrantes y la gentrificación, todos los inmuebles son difíciles de conservar principalmente por la inflación; y así fue como en el 2009 cambió al nombre de Torre Willis por el arrendamiento de “Willis Group Holdings”.
Este lugar es impresionante. Además de ser uno de los edificios más icónicos de la ciudad, en su interior, posee 5 niveles de atracciones, entre ellas restaurantes, galerías de arte, terraza y su más grande atracción, el mirador “Skydeck Chicago”.
Pero como me encanta desorbitar mis historias y realmente vale la pena contar lo increíble de todos estos niveles, los dejaré picados con la historia que seguiré contando la próxima semana, en la siguiente edición.

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