A unos días de que Donald Trump tome el poder en EUA, la presidenta de México presentó su plan de desarrollo económico el “Plan México”, que ha resultado ser el más ambicioso del país en años. Está estrategia de desarrollo económico equitativo y sustentable, busca elevar la competitividad y prosperidad del país.
La misión del plan de desarrollo es a largo plazo, promover la relocalización del sector productivo elevando el contenido nacional y regional en los productos (Hecho en México), es decir, un plan de sustitución de importaciones, recordando el éxito que obtuvo ya un modelo de sustitución de importaciones en nuestro país, después de la segunda guerra mundial.
Lo anterior, es un acierto contundente debido a que nuestro país actualmente carece de política industrial, política que nacerá mediante incentivos a la inversión y colaboración entre el gobierno y sector privado, con una visión de desarrollo impulsada por el relanzamiento del programa Hecho en México, fortaleciendo así a las micro, pequeñas y medianas empresas, ya que estas son la base fundamental de la producción en el país.
Además, contiene la misión de crear empleos bien remunerados en los sectores de manufactura y servicios, incrementar la proveeduría local de más valor, promover los polos de desarrollo y bienestar a partir de las vocaciones regionales o lo que David Ricardo, teórico de la economía, llamaba ventajas competitivas, “en que eres bueno”.
Aunado a ello, se ampliará el acceso de la educación media superior y superior al plan de desarrollo, fortaleciendo así la ciencia, la tecnología y de innovación en el país.
Con ese preámbulo atinado y a mi perspectiva muy esperanzador se plantean estas metas:
Pasar de la economía número 12 a estar dentro del top 10 de economías. Elevar la proporción de inversión respecto al PIB. Crear 1.5 millones de nuevos empleos en el sector manufacturero.
Propiciar que el 50% de la proveeduría y consumo nacional sean hechos en México y en sectores estratégicos. Crecer 15% el contenido nacional en productos de cadenas globales de valor como el sector automotriz, aeroespacial, electrónico, semiconductores, farmacéutico, químico, etc. Impulso al desarrollo de vacunas hechas en el país. Énfasis en la sostenibilidad ambiental, se abarcará con acceso a financiamiento al 30% de Pymes y se posicionará a México dentro de los 5 países más visitados a nivel mundial.
Además, se promete disminuir la pobreza y desigualdad en el país.
Sin duda, Sheinbaum conoce los motores principales de la economía del país y el Plan México será el primer intento real de sincronizarlos mediante la chispa de una política industrial, que en intenciones ilusiona bastante, pero que para que realmente funcione, habrá que ver el desarrollo del nuevo sistema judicial, los avances en seguridad pública y lo que nuestro vecino incómodo genere, con sus nuevas políticas económicas y de migración.