Bien dicen que “viajar por México siempre es una buena idea”, ¡y lo es!
La semana pasada fue una semana llena de eventos sociales, reencuentros amistosos y trabajo, por lo que estuve saltando a diferentes ciudades del noroeste del país. Fue un viaje excitante, un roadtrip.
El viaje lo hice en automóvil, con mi amigo Ale de Puebla. Y es que me resultó muy curioso que unos días antes, escribiera un tweet donde indicaba que todas mis aventuras, al menos las de los últimos años, iniciaran justamente ahí, en Puebla.
Así que entre tantas idas y venidas, con buena compañía y disfrutando de los increíbles atardeceres del bajío, de la comida del mar y de las relajantes playas del pacífico mexicano, obtuve muchos saltos de felicidad y recompensas.
Las grandes recompensas para muchos de nosotros como “nómadas” son en esencia, las reflexiones de vida. De ahí mi pasión por escribir.
Y te preguntarás, ¿a qué viene todo esto? Bueno pues dedicándome tanto tiempo a mí “yo feliz”, con mis textos, poemas y microcuentos, recordé la alucinante forma de cómo escribir de la vida, por una de mis pasiones del mundo de la literatura: “Rayuela”.
Cabe mencionar que por muchos años escuché el término “rayuela” sin saber exactamente su significado. Más tarde, supe que era un juego, aunque creía que nunca lo había jugado. Pero todo tomó sentido cuando supe que había una narrativa con su nombre de un autor de padres argentinos.
El libro de “Rayuela” del autor Julio Cortázar es una novela que, además de ser de las más representativas de la literatura latinoamericana y del autor mismo, es un texto maravilloso, pero complejo que demuestra que la forma de narrar es más importante, que lo que realmente se cuenta.
Una plena inspiración para la escritura creativa. Por lo tanto, este libro es el tercero en mi colzección parisina y lo leí por primera vez, como un regalo de mi amigo Erik; gracias a él y a sus clases de la Sorbonne Université me adentré al mundo de las letras. Y en el pasado por supuesto, por el maestro de Historia que me leía y me dedicaba poemas.
“Y debo decir que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido. Que nunca intentaré olvidarte, y que si lo hiciera, no lo conseguiría. Que me encanta mirarte” (Un perverso de espejos)
Si aún no has leído esta novela, debes hacerlo. Está llena de personajes y de historias, muchas de ellas acontecidas en París.
Para su lectura, propone un orden de dirección saltado que evoca al título de la obra, es decir, pasar de un capítulo a otro. Es como si saltaran en el juego mismo, para formar de esta manera el sentido de la historia, que será tu historia porque tú decides como va a pasar según la elección de tu lectura. Y al mismo tiempo está repleto de música, de jazz y de versos que enfatizan la relación con los personajes; con la Maga.
A mí me recuerda mucho a mis amores. Rayuela es París.
De igual forma, algunos fragmentos de los versos de “Rayuela” suele inspirar a más cuentos, películas e incluso canciones. Y un ejemplo es la serie mexicana de Netflix “Oscuro Deseo”, que me atrapó desde el primer capítulo, no solo por el suspenso y el deseo sino por las frases conocidas, que son citadas en el drama principal de una recopilación de varios autores, entre ellos Cortázar

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