Las y los legisladores fedeales y locales, son quienes menos confianza inspiran a la población, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Cultura Cívica publicada por el INEGI. Quizá eso explica el bajo interés que han despertado en Hidalgo las campañas electorales que llevan apenas 16 días.
Hasta ahora no hay novedad en el proselitismo ni en los cruceros peatonales ni en las redes sociales. Son las mismas escenas, los mensajes vacíos, las poses desabridas de un proceso que se antoja incoloro y con muy pocas expectativas.
Mientras hay partidos que no logran conectar con el electorado, hay otros a los que sólo les falta instalar el cuadrilátero y dejar que solitos sean saboteados por sus propias militancias inconformes, que han presentado ante el tribunal local y federal, una serie de impugnaciones a los registros para tirar las candidaturas de casa.
Así que lo único que puede ponerle sabor al caldo, son los debates virtuales que iniciarán a partir de la próxima semana. Después de todo, será la única ocasión en que podremos ver incluso desde nuestro teléfono celular, a las y los candidatos confrontando sus posturas cara a cara.
En general, a la clase política no sólo no le gusta debatir, sino que en realidad, muy pocos saben hacerlo. Quizá sea consecuencia de una cultura civica acostumbrada a los monólogos, los discursos, a la oratoria y menos habituada al diálogo, la deliberación y la argumentación.
¿Importan los debates? Según los estudios, muy pocas veces un elector convencido cambia el sentido de su voto por estas actividades, pero probablemente puede ayudar a las y los votantes indecisos, a ajustar sus preferencias.
Los primeros debates en Hidalgo fueron en 2016. No eran obligatorios y sólo se transmitieron por YouTube, En esta elección tampoco serán obligatorios, pero basta con que participen dos candidatos para que se lleven a cabo y se toquen temas de educación, salud, seguridad entre otros. Esperemos que por lo menos en esta etapa, se despierte el interés de la ciudadanía cansada de pan con lo mismor