Uno de los acontecimientos que se han visto en los últimos días, es sin duda los acomodos y reacomodos de los partidos, así como las designaciones de los mismos, cuestión que puede ser aceptada o no por su militancia.
De tal forma que siempre ocurrirán desencuentros en los partidos, como parte de una vida democrática interna partidista. No obstante, existen diversas reglas tanto internas como del sistema electoral mexicano, que deben prevalecer en todo momento tanto en los partidos como en la contienda general.
Estoy cierto que las decisiones personales de cada miembro del partido, implican una responsabilidad del mismo y parece que tiene que ver con su propia convicción.
Sin embargo, dichas normas sirven para dilucidar los problemas que tienen, incluso los propios contendientes de un partido, pues la finalidad de todo sistema es que la democracia sea la que impere.
En tal sentido, si existe dentro del mismo instituto político una resolución que no es del agrado de alguno de sus miembros, es impugnable tanto de forma interna como externa. Pero existen casos donde las propias reglas establecidas en los partidos, impiden las impugnaciones en diversas determinaciones.
No obstante, a nivel jurisdiccional aún pueden ser impugnables, lo cual no implica que quien impugne tenga la razón o que los tribunales resuelvan respecto de la vida interna de cada partido. Aun en las decisiones mas importantes de los partidos, como lo es la elección de candidatos y candidatas, son hechos que pueden valerse por reglas establecidas de manera interna y que en diversos casos, pueden no ser consideradas democráticas, pero al ser avaladas por órganos de control partidarios, no pueden ser disueltas por los tribunales.
De tal suerte que los tribunales tienen la función primordial de garantizar la legalidad de dichas contiendas, dejando en todo momento a salvo, las decisiones personales de cada persona para decidir respecto de sus participaciones tanto públicas como partidarias.
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