Este domingo habrá elecciones en dos estados de nuestro país, mismas que serán las últimas previas a la gran elección del 2024. Pero estas elecciones han tenido una particularidad que consiste en las denominadas declinaciones de ciertos partidos, para apoyar a otro instituto político, en específico.
No obstante, se debe ser claro. Dichas declinaciones se originaron desde las cúpulas partidistas nacionales. Ni los candidatos ni incluso los propios dirigentes estatales, realizaron dichas declinaciones.
Del mismo modo, los tiempos en los que se realizaron fueron demasiado tardíos, lo que implica que estas declinaciones no tengan ningún valor electoral, puesto que los votos que se realicen en favor de cada candidato y partido en las boletas, serán para los mismos sin que pueda existir transferencias de sufragios.
Lo anterior no solamente por que los candidatos han decidido no declinar, sino porque nuestra ley electoral es clara y establece reglas precisas para las contiendas, las cuales no pueden cambiar durante el transcurso de las mismas. Es decir, no se podrá modificar ni siquiera la forma en como se estableció ni una candidatura ni una coalición, salvo por lo establecido en la ley con la finalidad de otorgar certeza y seguridad, tanto a los partidos y candidatos como a la propia ciudadanía.
Igualmente, en nuestro sistema electoral se encuentra prohibido la transferencia de votos, es decir, no es posible que los partidos decidan cambiar o enviar los votos obtenidos a otro candidato u otro partido.
Nuestro sistema electoral considera que el voto tiene pertenencia y es de cada ciudadano que ha decidido apoyar a un partido, candidato o candidata de su preferencia. Si bien no se puede saber quien es el propietario de cada voto, ya que es secreto, si existe una referencia indubitable de la decisión del ciudadano, ya sea por haber puesto una x o cualquier marca.
En consecuencia, no puede ser transferido o modificado por persona o partido alguno.
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