Sin duda alguna la transición política del país inicio desde el año 2000 y con ello comenzaron una serie de cambios, que se han vislumbrados y que darán un giro a la política nacional.
En tal sentido, uno de los grandes reclamos sociales ha sido la falta de democratización de los partidos políticos y que continua hasta este momento. Ha sido pauta de discusión durante grandes periodos, tanto para sus miembros como simpatizantes atacando el denominado “dedazo” o designación, que conlleva a la falta de propuestas y participación ciudadana en los procesos de selección.
Hoy en día ha comenzado un nuevo proceso en todos los partidos, sin importar siglas ni color, que consiste en un intento por “democratizar” sus procesos. Si bien en gran medida se ha discutido y se ha atacado de ser una falacia e incluso una farsa, es digno de aplaudirse que se comience un proceso de democratización, que sin duda es consecuencia de batallas sociales y ciudadanas.
Si bien los presentes procesos partidistas, distan de ser la utopía democrática que esperamos, pudiera ser el comienzo de esta democratización.
En primer punto, es lamentable que exista un inicio tan adelantado a los tiempos establecidos por la norma para la aspiración presidencial, lo cual no solamente es ilícito, sino que se encuentra penado incluso con las pérdidas de las candidaturas, sin importar que se tenga o no, el apoyo de la ciudadanía.
Pareciera una burla el inicio contrario a derecho, de aquellos que se vislumbra como una precampaña, aunque no lo denominemos como tal.
El planteamiento realizado por los partidos en cuanto a establecer métodos más o menos confiables, es el inicio de lo que pudiéramos considerar como democratización. Es seguro que los presentes métodos, no son ni los más idóneos ni los más confiables y que los tiempos y los presupuestos ocupados son más que discutibles, pero la crítica y la discusión sobre el tema, vislumbra el comienzo de la democratización.
juanfer_lm@jfg