La privacidad dimensión colectiva y social que coadyuva al mantenimiento y avance del sistema democrático, pues, en última instancia, la privacidad contribuye a establecer los límites del control estatal sobre los individuos y a definir, el atributo esencial de la ciudadanía.
En 1890, un abogado de Boston llamado Samuel D. Warren y su colega con quien había fundado el bufete Nutter McClennen & Fish, publicaron en un artículo de revisión de leyes denominado “El derecho a la privacidad”, considerado como la primera publicación en los Estados Unidos en defender el derecho a la privacidad, asumido como un “derecho a ser dejado en paz”.
Con el trabajo buscaba limitar la inclinación de la prensa sensacionalista de aquel tiempo, por invadir la intimidad de las personas. Argumentaba que los periódicos “malvados” se encargaban de propagar por todo el país, “chismes menospreciadores y perversos” que constituían una “influencia devastadora”, que de seguir así constituirían “la ruina de la sociedad”.
A partir de esto, señalaban la urgente necesidad de un principio legal que pudiera ser invocado para proteger la intimidad de cualquier persona, sin importar su condición económica o social, para que pudiera decidir en qué medida podían ser comunicados a otros, “sus pensamientos, sentimientos y emociones”.
La publicación del ensayo “The Right to Privacy” resulta fundacional, para la protección de la esfera privada tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo.
Más de 130 años después, y con medios mucho más sofisticados, como las redes sociales, la preocupación es la misma, pero gracias a este antecedente se tuvo posibilidad de ir estableciendo un marco normativo que determinara los límites entre lo público y lo privado, y que sigue en construcción

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