En el contexto político actual que vive el estado de Hidalgo, algunos aspirantes a la primera magistratura parecen caminar sin rumbo, alejados de la realidad y contagiados por el virus del poder el cual los ciega y les hace perder el buen juicio.

Refiero lo anterior, porque solo basta con leer un poco sobre el acontecer político de la entidad y todo se encamina a la próxima elección. No hay mayores referentes ni contextos. Todo parece relacionado a los comicios del año que entra.

Muestra de ello es, por ejemplo, los recorridos de los aspirantes del Revolucionario Institucional. En una especie de maratón recorren municipios hasta llegar al colmo de tener seis visitas diarias al interior del estado. Su prioridad, el posicionamiento. Su hipocresía manifiesta, la conveniencia del momento.

Ahora sus ropas lucen desenfadadas y propias para la ocasión cuando hace unos meses ni siquiera pisaban el territorio. Están en su lucha interna y pronto estallará una hecatombe en la clase política tradicional que dividirá a los nuevos y los viejos, a los ambiciosos de siempre con los recién llegados, a los que garantizan la continuidad con aquellos que tiene sed de venganza.

Por otro lado, fue grande la sorpresa del Comité Ejecutivo Estatal del PAN, cuando en un acto de rebeldía deciden no ajustarse a la política de alianzas del Nacional. Dejando claro que los de casa mandan, cuando es de todos sabido que esos menesteres son propios de las cúpulas nacionales.

En ese sentido, hay un nuevo enlistado en los aspirantes por el gobierno, Asael Hernández Cerón quien enarbolando los colores blanco y azul pretende hacerse de la candidatura. Aquella que sería imposible en un escenario donde el PAN mantenga su convenio de coalición con el PRI y el PRD.

Solo falta que es esta vorágine, el PRD pretenda hacer lo propio y con ello poner en entredicho ese entuerto llamado “Va por México”.    

El caso de Morena y sus aliados no pinta mejor. Ahí la media centena de personas (algunas prácticamente desconocidas), que aspiran a la candidatura han hecho tal revuelo, que parece que los verdaderos enemigos están adentro del partido guinda.

Bajo ese contexto, todo lo que pasa ahora en el estado de Hidalgo cobra factura en lo electoral. De hecho, el gobierno del estado no queda exento. La obra interminable que se lleva a cabo en una de las principales arterias de la capital, ha puesto en aprietos a la actual administración.

Su costo es inaudito y su pertinencia cuestionable pero lo que realmente llama la atención, es que su “avance” obedece a tiempos específicos. En la inauguración de su primera etapa se impactó directamente con la elección de diputados locales y federales.

Poco tiempo después se abrió otro tramo justo en tiempos de campaña, cuando estaban firmes las elecciones de ayuntamientos. Finalmente, eso no ocurrió y se eligieron consejos municipales. Pero la obra seguía ahí esperando otro buen momento político.

Al cabo de unos meses llegaron las anheladas elecciones municipales y otra vez la obra mostraba algunos avances y una peregrina promesa. Su conclusión para los primeros días de diciembre. Ya se cumplió el plazo referido y todavía el mamotreto sigue ahí. Ahora con la promesa de estar en funcionamiento el próximo mes de marzo. Es decir, en plena campaña para elegir gobernador.     

Una construcción que dio reflector para cuatro tres elecciones. Vaya suerte que tenemos en Hidalgo, que en un año existan tres ejercicios comiciales para tener obra pública durante ese periodo, aunque sea sólo con fines de manipulación política.

@2010_enrique

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