Ayer los estudiantes comenzaron su primer día de clases, sin duda el cambio ha comenzado en todos los lugares del país, un mayor movimiento de personas; así como ruido y alegría inundan nuestras ciudades.

Sin embargo, me parece oportuno hacer una serie de reflexiones respecto del derecho a la educación. En primer punto, es obligatoria en los primeros niveles, pero esa obligación implica una serie de deberes tanto de los padres como del Estado en una obligación de garantizarla a todas las personas.

En tal sentido, es imprescindible que el Estado cuente con los elementos sustanciales para que esta pueda ser disfrutada por todas las personas, lo que no es suficiente con los edificios, sino que estos, así como los docentes deben de ser de calidad a fin de poder brindar la atención necesaria y suficiente a sus alumnos.

Igualmente, por lo que hace a las necesidades de los estudiantes es obligación del Estado velar por que cuenten con lo necesario para lograr el objetivo académico, lo cual incluye una alimentación, útiles e incluso de ser necesario el transporte.

Lo anterior en virtud de que, la gratuidad de la educación no puede encontrarse supeditada a la eliminación del pago de colegiaturas puesto que, ello crearía una falacia en el derecho a la educación que implica generar un derecho sin posibilidad a ejercitarlo.

No podemos dejar de observar que la educación hoy tiene matices que no tenía hace años como son la especificación en los estudiantes puesto que, se debe comprender la posibilidad de comprensión de cada estudiante y valorar y entender el aprendizaje desde dicha comprensión.

Por tanto, las escuelas se convierten en un hogar de aprendizaje de garantía de derechos de los estudiantes donde se vuelven críticos y con ello el futuro de nuestro país, no podemos hacer otra casa más que garantizar dicho derecho por todos medios posibles.

Lic. Juan Fernando González Espinosa

juanfer_lm@jfg

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *