“Los muertos no pueden exigir justicia; es un deber de los vivos hacerlo por ellos”.
Lois McMaster Bujold.
Alejandro Hernández Cárdenas Rodríguez, uno de los médicos forenses más reconocidos no solo en México, sino a nivel mundial, visitó Tulancingo para impartir una conferencia magistral a alumnos de la Universidad Vizcaya.
El también odontólogo, quien fuera contratado por la Fiscalía General de Justicia en el Estado de Chihuahua, para el trabajo de identificación de personas por características dentales, ha revolucionado la técnica de rehidratación de cadáveres, mediante la cual es posible recuperar su condición general, de aquellos en estados de putrefacción o momificados.
Al asumir su cargo, el médico forense constató que eran bastantes los cuerpos que llegaban a la morgue, mismos que no eran identificados y terminaban en la fosa común.
“Pensando en las familias que quedaban en la incertidumbre, busqué la manera de resolver el problema y la desolación, en que éstas quedaban. Por ello, propuse realizar una investigación que se llamó: Rehidratación de tejidos blandos de cadáveres momificados y reversión de procesos de putrefacción, con fines forenses de identificación de causa de muerte”.
Lo que en un principio fue motivo de burla cuando presentó el proyecto ante las autoridades y colegas médicos, ahora es una realidad, a partir de que comenzó a desarrollar técnicas que aprendió cuando cursó su especialidad.
El entrevistado, dijo que sus experimentos los inició al buscar recuperar el pulpejo o yemas de los dedos de las víctimas, para recobrar la huella dactilar.
Así ocurrieron los primeros logros e identificación de algunos cuerpos. “De esta manera, las familias cerraron sus duelos, resolvieran sus problemas económicos y además, se contaban con líneas de investigación para dar con los presuntos responsables, en caso de un homicidio”.
Ciudad Juárez Chihuahua, ha sido parte de las nada gratas noticias, ya que desde 1991 se han presentado homicidios contra mujeres, de entre nueve y 25 años de edad, por lo general de clase trabajadora y estudiantes.
“Los criminales después de secuestrarlas y abusar de ellas, las asesinaban y abandonaban en zonas desérticas, por lo que los cuerpos entraban en una descomposición muy rápida, lo cual dificultaba su identificación”.
Así -dijo Hernández Cárdenas Rodríguez-, la idea era revertir esos efectos cadavéricos para tratar de dar características más naturales y fue cuando se enfrentó a las críticas y desacuerdos de sus colegas, bajo el argumento de que lo que está podrido, está podrido y no se puede reconstruir

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