Después del movimiento revolucionario en México, en la Sierra Otomí-Tepehua, existía una remarcada pobreza y marginación.
La lejanía de las poblaciones y las muy remotas posibilidades de que contaran siquiera con caminos de herradura en buen estado, generaba que, quienes padecían alguna enfermedad, sólo tuvieran la posibilidad de recuperarse con hierbas o acudir con el curandero o la curandera. Ir a las ciudades en busca de ayuda médica profesional, era casi imposible.
Paralelamente, en otras latitudes, a mediados de la década del 30 del siglo 20, iniciaba un conflicto entre Alemania y Polonia, que desencadenaría en la Segunda Guerra Mundial.
En Alemania, el destino tenía preparado el camino, a una persona que decidió huir de la guerra y embarcarse en un buque hacia cualquier país de América. Se trata de Sali Bass Motelson.
No se conoce la fecha de su nacimiento ni de su muerte, solo se sabe que esta última, ocurrió en febrero de 1979, cuando tenía aproximadamente, 80 años.
De descendencia israelita, nacido en Polonia, emigró a Alemania de niño junto con su familia, donde ingresó al Ejército y se especializó en enfermería.
Sin embargo, debido al contacto con víctimas de la guerra mutilados, con quemaduras, con niños que buscaban afanosamente a sus padres en hospitales y viceversa; no soportó este cruel entorno. Un buen día, en un puerto alemán, se encontraba una embarcación que estaba a punto de zarpar.
Al encontrarse en el barco, el enfermero fue herido de bala en un pie, por lo que la travesía fue todo un suplicio. Por ello, tuvo que utilizar en lo subsecuente un zapato ortopédico. Después de varias semanas por el Atlántico, arribó a costas mexicanas. .
En 1938, decidió establecerse en Huehuetla donde atendió una infinidad de pacientes, desde partos, baleados, picaduras de serpientes, heridos por armas blancas, fracturas y hasta accidentes aéreos.
Al paso de los años, comenzó a hacer mella en su mente, pero heredó sus conocimientos a su hijo Eutimio, quien, en Huehuetla, prácticamente, se constituyó también como médico empírico, donde instaló una farmacia. En 1979, Bass Motelson fue ingresado al Hospital de los Israelitas y posteriormente falleció.
Pese a ser prácticamente un refugiado de guerra con un grado militar, era un hombre bondadoso; incluso, muchas de sus consultas y atenciones en situación de emergencia, no las cobraba, ya que la mayoría de sus pacientes eran personas de escasos recursos.
En la región Otomí-Tepehua se ganó el cariño de la gente y hasta la fecha, es recordado por sus grandes hazañas médicas.

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