Esta semana que inicia se apersonan en Pachuca, dos aspirantes a la candidatura de Morena para la elección presidencial. Por un lado, el senador Ricardo Monreal quien pisará la capital hidalguense este día. Y por otro, el secretario de gobernación que hará lo propio el viernes.

En cualquiera de los casos, llama la atención la actividad que están realizando los equipos de estos dos actores políticos. No es ningún secreto que su exposición tiene una alta dosis de exposición para logar visibilidad en el proceso federal de 2024.

De hecho, el propio presidente López Obrador ha sido uno de los promotores de este paso anticipado de los que consideran tener opciones para ser los sucesores de la cuarta transformación a nivel nacional.

Tal parece que el telón de fondo es erradicar aquella práctica del sistema priísta donde lo recomendable era “no moverse” con tal de no incomodar a los tomadores de decisión. La disciplina probada, lealtad al proyecto y otras cualidades abonaban a la designación del presidente para encumbrar a su sucesor.

Ahora los tiempos reclaman definición de posturas. El que quiera participar en el proceso es libre de hacer lo conveniente para lograr sus fines. Y en esa dinámica estamos inmersos. En un juego político que mantiene muy vivas a las fuerzas de morena.

Cabe destacar que en territorio estatal ya existen comités de apoyo para cada una de las opciones políticas de los guindas. Y no será raro ver que cada uno de las llamadas “corcholatas” desfilen por Hidalgo.

Y quizá, su presencia en esta tierra del paste, la minería y el futbol tiene algo adicional. Es – según estudios demoscópicos – el estado mejor gobernado en el país de la mano del Lic. Julio Menchaca Salazar.

Así que los morenistas quieren venir al lugar que mantiene mayor aprobación de gobierno para mandar un mensaje poderoso, así como se gobierna Hidalgo se puede gobernar a nivel nacional. Es decir, con alto reconocimiento a la ejecución de políticas públicas.

Este ejercicio anticipado de “placearse” tiene un alto valor político. Porque siempre es prudente tener el pulso de la gente. Veremos la organización y/o reacción de los grupos morenistas para recibir a sus aspirantes.

Ese pulso es clave para analizar la posibilidad de seguir en la aspiración o dejar que las cosas pasen para en determinado momento logar acuerdos. Lo cierto, es que morena tendrá dentro de muy poco otro gran reto de unidad que le permita llegar fortalecido a la contienda federal.

Antes de que eso ocurra hay dos fronteras que tiene que librar. Las elecciones locales de Coahuila y Estado de México, donde los datos favorecen al partido del presidente, pero donde también la unidad se mantiene solo en el papel.

El caso más complicado es el estado norteño donde los intereses de grupo mantienen un control férreo dentro de la esfera local y nacional. En el Estado de México, en cambio, parece que el fin del grupo Atlacomulco esta definido. 

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