Este domingo hubo dos elecciones en grandes estados de nuestro país, que implican cambios trascendentes no solo en cada entidad sino para nuestra nación. Sin embargo, sin importar los tiempos, existe una uniformidad desde hace muchos años siendo el abstencionismo el gran protagónico de nuestras elecciones.

Son pocas las elecciones, donde los candidatos o candidatas obtienen una votación superior al 50% de la lista nominal. Es decir, que son pocas las elecciones donde en realidad son electos por mayoría los servidores públicos.

Si bien en gran medida se debe a la joven democracia existente en nuestro país, lo cierto es que demuestra la falta de interés en la vida democrática de nuestro país y las decisiones públicas del mismo.

Parece que necesario que tanto los partidos como el propio Instituto Nacional Electoral, sumen esfuerzos para invitar a la ciudadanía a votar puesto que, en ellos se encuentra la decisión.

En tal sentido, quienes decidirán las futuras elecciones si votasen sería ese inmenso grupo de ciudadanos, que en estos tiempos han decidido no acudir a las urnas.

Desconozco como todos, cuál es su intención del voto y me parece poco relevante puesto que, lo que se debe de pugnar en una democracia, es que se elija por una mayoría y que la participación de la ciudadanía, sea la decisión que mejor defina a la sociedad.

No solamente la mayoría implica una legitimidad hacia la autoridad del o la gobernante, sino un interés por la vida pública del país, que genera mayor participación ciudadana y con ello una democratización en los amplios sectores de la sociedad.

No obstante, mientras la abstinencia continue ganando elecciones, ello implicará que nuestra sociedad continue en una apatía tanto por los problemas sociales como por la vida democrática del país, lo que implica que las grandes decisiones nacionales, no las tomemos en conjunto todos los ciudadanos.

juanfer_lm@jfg

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