Llevamos tan solo tres semanas desde que inicio el presente ciclo escolar y lo único que he compartido con mis alumnos, es el amor al bailar.
Cuando tenemos las facilidades de la música y la danza, no hay otra manera más rica de expresar nuestros sentimientos patrióticos, que bailando. Nuestro país es rico en tradiciones y folklore que todas nuestras festividades, como las recientes “Fiestas Patrias” confirman mi teoría de que el amor al lugar donde nacimos, simplemente se baila.
Y esto lo digo también ya que comencé las clases del nivel medio superior, mostrando a todos mis alumnos uno de nuestros símbolos de identidad mexicana, esto es el “Jarabe Tapatío”.
Como dato histórico, el “Jarabe Tapatío” surge de las fiestas que organizaba la población criolla en nuestro país. Originalmente, solo participaban los hombres, pues únicamente bailaban en su tiempo libre después de su jornada laboral, pero eventualmente se incluyeron a las mujeres, quedando así un tradicional baile de pareja.
Este jarabe justamente simboliza el cortejo de un hombre a una mujer, la cual primero rechaza y después acepta; así es, eso de ser indecisas y decir al final “siempre si quiero” es cultural, no es del todo nuestra culpa. Es por eso por lo que el baile se acompaña de un vaivén de movimientos y zapateados, bajo una exquisita melodía de cuerdas y trompetas, en pocas palabras, acompañado de nuestra maravillosa música de mariachi.
Ahora, este baile solía practicarse libremente, de ahí su comparación con los bailes gitanos, sin embargo, los españoles lo llegaron a considerar como ofensivo e inmoral, y su práctica fue prohibida. A estos españoles no les gustaba nada de lo que hacíamos, caray.
Bajo ese pensamiento en contra de cualquier represión social, la población mexicana adoptó al jarabe como un símbolo de libertad e identidad, el cual ganó importancia durante el movimiento de Independencia. Dicho con otras palabras, a cada logro nacional había un jarabe por bailar, de ahí que se convirtiera en uno de los bailes más representativos para estas fechas.
Tanto fue su significado que se convirtió en un baile representativo de los estados de Nayarit, Guanajuato, Colima y Jalisco, de donde desciende la música del mariachi y de donde se adopta el sombrero y el nombre de “tapatío”. De lo cual, también es importante señalar que la composición del “Jarabe Tapatío” que hoy en día disfrutamos, se le reconoce al músico José de Jesús González Rubio (1800 – 1875), originario también de Guadalajara.
Entonces, al hablar de bailes con significado, también nos referimos a la música que los acompaña, así que no podemos pasar por alto, como he mencionado anteriormente, que la música del mariachi es la que acompaña tradicionalmente a los jarabes, sino que además es el género musical más importante de nuestro país reconocido internacionalmente.
Por esta razón, complementa la costumbre de galardonar nuestras “Fiestas Patrias” aunado a que en el 2011, la UNESCO reconoció al mariachi, música de cuerdas, canto y trompetas como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
¡Viva la danza!, ¡Viva el mariachi! y ¡Viva México!