Un año hace ya que comenzamos con el caos de la pandemia; en este año que para muchas personas es sinónimo de cambios, adaptaciones, dolor y muchos cuidados, la mayoría hemos aprendido que el cuidado es la clave.
En un año tuvimos que aprender a usar cubre bocas, a lavarnos las manos, a saludarnos sin tocarnos, a usar las videoconferencias, a estudiar sin escuelas y así, muchas otras cosas. Esto de los nuevos aprendizajes y los cambios no solo afecto a la economía; si no que también repercutió en otros aspectos mucho más íntimos de nuestras vidas.
Quiero resaltar el mayor aprendizaje de la pandemia: la co-responsabilidad. Y es que en la medida que hemos aprendido que cuidándome, cuido también a otr@s; y a su vez si otr@s se cuidan me están cuidado es como hemos “sobrevivido”. Una corresponsabilidad que va más allá de la salud física, impacta también en las relaciones con otr@s.
Tus vínculos afectivos, llámeseles pareja, familia, amigos etc. merecen de ti que te cuides. En tu salud física, emocional y sexual. Del VIH aprendimos a cuidarnos y nuevas formas de relacionarnos sexualmente; del COVID hemos aprendido a cuidarnos un@s a otro@s.
Otra cosa que nos ha enseñado la pandemia es a cuidar nuestras relaciones. Con el distanciamiento y el confinamiento hemos tenido que encontrar nuevas formas de expresar los afectos. Con el distanciamiento social (la sana distancia) donde los abrazos y los besos son de alto riesgo; un diferente saludo nos permite expresar el afecto a nuestros seres queridos. Con el confinamiento hemos hecho uso de la tecnología para tener cercanía (virtual) y no perder la socialización ni las relaciones.
En resumen; esta pandemia si bien ha sido compleja y difícil para muchas personas, también ha sido un ir reconociendo que vivimos necesitándonos un@s a otr@s. Y entonces haciendo uso de nuestra humanidad adaptarnos para seguir existiendo.
A un año de pandemia y ante las posibilidades de que no se acabe en su totalidad, y más aún, que pudieran aparecer en un futuro situaciones similares; es importante entonces, sabernos humanos y capaces de no perdernos en el caos. Cuidar nuestros vínculos, cuidar nuestra salud física y emocional.
A seguir cuidándonos.