En política, el tiempo es un factor clave. En este particular, hay quienes se han destacado por manejar muy bien sus oportunidades de crecimiento, midiendo el momento indicado. Pero también hay quienes han cometido errores garrafales, por no encontrar ese instante preciso.
Lo anterior viene a cuenta porque al parecer Cuauhtémoc Ochoa Fernández, quien fuera presidente de la Comisión de Hacienda del Senado, tuvo un efímero paso por esa responsabilidad por alguna causa que se desconoce.
Aunque todo apunta a que tras su intento de promover la polémica iniciativa de cobranza delegada, una medida que pretendía embargar de manera automática los salarios de trabajadores para el pago de deudas con entidades financieras privadas, fue la causa de su salida.
En este contexto, el senador hidalguense no aplicó la prudencia porque es bien sabido que aquella iniciativa no contaba con el aval de la presidenta de México; y que públicamente había manifestado su rechazo al considerarla dañina para los derechos laborales y una puerta abierta, para abusos financieros.
De todos modos, el oriundo de Huichapan quiso adelantarse haciendo caso omiso a esta iniciativa que corre en sentido contrario a la ideología de la 4T. Quizá por ello, los tomadores de decisión terminaron por separarlo del encargo.
Incluso hay que decir que la propia presidenta Claudia Sheinbaum, en su momento, adelantó que vetaría la iniciativa de cobranza delegada en caso de ser aprobada en el Congreso. Dijo textualmente al ser cuestionada sobre el tema: “no estamos de acuerdo con eso, que quede claro, no estamos de acuerdo, el salario del trabajador es el salario del trabajador. Yo espero que no la apruebe el Senado de la República, y si la llegara a aprobar, la vamos a vetar. El salario de los trabajadores es intocable y hay otras formas en que las instituciones de crédito pueden hacer su trabajo, para que se paguen los créditos”, sostuvo en la ‘mañanera’ del 7 de febrero.
De tal manera, que Ochoa fue víctima del apuro y no tuvo tiempo de rectificar. Su destitución vino a llenar la escena de especulación y zozobra. Eso porque hay dos cosas que se suman a la reflexión. La primera es que Ochoa es sustituido por un perfil muy poco identificado con Morena. Se trata de Miguel Ángel Yunes Márquez, quien hace poco cambió de facción parlamentaria para permitir que el partido en el poder, pudiera obtener los votos necesarios para aprobar la reforma judicial.
De tal suerte que el pago por tal movimiento, es el lugar que antes ocupaba Ochoa. Dicho en otras palabras, su salida obedece a un enroque político. Tal como llegó. Ese es el destino de figuras de poca monta que solo sirven como comodín, ocupan espacios mientras otros llegan.
El premio de consolación para el ex integrante del PRI y del Verde Ecologista, fue su nombramiento de vicecoordinador de política interior, justicia y seguridad del grupo parlamentario de Morena, titulo muy grande, pero con menor margen de maniobra que el encargo anterior.
Al recién embestido de guinda, le faltó olfato político para cabildear la iniciativa citada y leer los postulados de morena que van en contrasentido de lo que presumiblemente quiso aprobar dentro de la comisión.