Desde hace unos meses la información relacionada con la política es muy compleja. En el fondo casi todo se relaciona con el proceso electoral, donde los hidalguenses renovarán al gobernador. Pero también ocurren otras cosas que deberían llamar la atención.

Por ejemplo, se renovó el Congreso Local con una configuración similar a la anterior legislatura. Es decir, donde los diputados de la mayoría no pertenecen al mismo partido político del gobernador. Eso que no era conocido en el estado, ahora parece constante gracias al voto de los ciudadanos.

No solo eso, se renueva también en estos días, el órgano que se encarga de llevar a cabo las elecciones locales. Aquel instituto está por aprobar, después de un largo proceso que llevó a cabo su homólogo nacional, al Consejo General con tres nuevos perfiles. Cada uno de ellos, pasaron por un filtro muy minucioso, para tener especialistas en la materia a cargo de dicha responsabilidad.

Anudando a lo anterior, los órganos jurisdiccionales electorales también sufrieron modificación al renovar su integración. Ahí llegaron dos nuevos magistrados electorales. También con alto nivel de profesionalización.  

También hubo, hace un año, una elección municipal que cambió el mapa político del estado dando muchos elementos de análisis para los especialistas porque muchos de los ayuntamientos cambiaron de sello partidista.

Pero de todo lo anterior, el imán más poderoso lo tiene la designación de candidatos por los dos partidos políticos más votados en el estado. Por un lado, el creciente y casi apabullante Morena y por el otro, el todavía regionalizado PRI.

En esos dos institutos se adelanta una contienda interna muy compleja. Quizá la del PRI sea más intensa por las formas que suelen ocupar. Es decir, por la simulación acostumbrada de unidad cuando en realidad son adversarios a muerte.

Pero en el partido guinda, las cosas no son muy distintas. Ahí cada vez se suman más contendientes por lo que casi suman una docena de personas que sienten tener los méritos para ocupar la primera magistratura del estado.

Esta contienda que se avecina parece de pronóstico reservado por la cantidad de elementos que están en juego. Hay quienes solo se mueven para tratar de negociar posiciones, hay quienes tienen toda la mala fe para dividir, hay otros que actúan de esa manera por encargo, hay quienes encuentran un negocio en ese comportamiento y los menos son las personas que realmente tienen méritos.

El punto es que la mayoría de los políticos locales no saben hacia donde apostar su capital económico y territorial. Hay una tremenda confusión porque estamos en un periodo de hacer apuestas atrevidas sin posibilidad de garantía.

Es momento en el que los contendientes esperan definición y los otros esperan una señal. Pero por ningún lado se asoma la certeza. En ese sentido, hay quienes extrañan los viejos vicios de la cargada. Es decir, la inclinación de las fuerzas vivas a favor de una persona en específico.

Mientras todo eso se define el escenario cobra un matiz entre divertido y socarrón. Hay quienes esperan hasta tener más claridad en sus decisiones, hay quienes tratan de estar en todas las manifestaciones partidistas y quedar bien con todos, hay quienes desde hoy se definieron y mañana terminarán cambiando de bando.

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