Como resultado de la elección concurrente del pasado 02 de junio, se conformó un nuevo bloque mayoritario en el Congreso del estado de Hidalgo. Los diputados de mayoría corresponden al partido Morena (14) y al partido Nueva Alianza (4).

Los espacios de representación proporcional estarán por asignarse cuando termine la etapa impugnativa y se tengan resultados finales de la elección. No obstante, con lo datos que se tienen hasta ahora, se puede hacer la siguiente asignación; PANAL (3), PRI (2), PT (2), MC (2), Verde (2) y PAN (1).

Lo anterior, obedeciendo la integración de aquella soberanía conformada por 18 diputados de mayoría y 12 de representación proporcional para un total de 30 legisladores.

Con este escenario, Morena y sus aliados podrían hacer las modificaciones que quisieran al orden constitucional, porque representan la mayoría calificada. Lo anterior, otorga un margen de maniobra muy importante para ese proyecto político.

En consonancia, el gobernador Julio Menchaca también tiene un mar de posibilidades con ese Congreso aliado, que le permitirá tener un presupuesto sin contratiempos porque –insisto–, la mayoría es del mismo color que el mandatario hidalguense.

Sin embargo, este escenario no es nuevo. Era casi regla que el gobernador de la entidad tuviera un Congreso a modo. No hace mucho las mayorías las conformaba el PRI y de esta manera se lograba un holgado margen de gobernabilidad.

Ahora solo cambia el color, pero en esencia las cosas siguen de la misma manera, un gobernador con una mayoría legislativa, que le permita hacer las modificaciones a la ley que el primero considere pertinente.

Cabe destacar que en el ámbito nacional, se reproduce el escenario con una presidenta de Morena y una mayoría en el Congreso Federal del mismo partido. Tal parece indicar que la estrategia de conformar mayorías ha funcionado para el partido del presidente.

Éste último, hay que subrayar, fue el principal promotor de la estrategia llamada “plan C”, donde convocó a los electores a darles la mayor cantidad de votos a los guindas y sus aliados, para realizar las reformas que consoliden la cuarta transformación.

El plan resultó e Hidalgo no se quedó atrás en el modelo nacional, de no solo elegir a un titular del poder ejecutivo, sino que también le refrendaron la confianza con una mayoría parlamentaria que permita modificar la norma.

Se viven tiempos nuevos, donde la paleta de colores cambia radicalmente. Quien podría imaginar que en Hidalgo el PRI solo iba a tener dos diputados de un total de 30. En la historia política de esta entidad, el tricolor fue un partido dominante durante décadas.

Por otro lado, la oposición que durante años dio peleas electorales estoicas (PAN), solo tendrá un legislador. El caso extremo es el PRD, que al igual que ocurrió a nivel nacional, pierde el registro sin tener acceso a ningún diputado, debido a que no alcanzó el 3% de la votación total.

Ojalá que, en la próxima legislatura a pesar de su conformación en un bloque mayoritario, se tenga un buen debate legislativo, que tanto nos hace falta.

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