Actualmente, se debate de los deberes del gobierno para la sociedad y las exigencias de la población a los servidores públicos. Sin embargo, una sociedad acostumbrada a un proteccionismo cambia el pensamiento de una obligación gubernamental a una idea de un favor soberano.
En tal sentido, es que los deberes de garantizar los derechos de las personas se convierten en gran medida en solicitudes de favores a las autoridades y las respuestas se convierten en decisiones unilaterales de las autoridades.
Por el contrario, la sociedad debe de aspirar a que el dialogo con la autoridad sea directo y enmarcado en normas claras. De tal suerte que la misma se haga cargo de sus obligaciones sin necesitar formalismo y mucho menos de solicitudes de favor, en cambio el dialogo debe de comenzar desde la idea del reconocimiento de la autoridad de sus obligaciones y la necesidad de su cumplimiento para que pueda prosperar.
Por tanto, es que en un Estado donde las normas son las que enmarcar el actuar de la autoridad, en función de sus obligaciones los pretextos sobre su actuar no pueden existir, dado que la autoridad carece de excusas para cumplir con lo que la norma le exige; siendo desde pavimentar calles hasta crear centros de salud.
Lo anterior en virtud de que deja de ser un arbitrio administrativo y se convierte en una obligación en virtud de un mandato constitucional y legal, siendo que quien rige no solo a los servidores sino a todo el orden jurídico es la constitución a través de la protección de derechos fundamentales.
En consecuencia, es que hoy las autoridades se encuentran obligadas a realizar aquello que ordena la norma constitucional trabajando siempre en lo más benéfico para las personas, siendo que su autoridad ya no depende de su decisión sino de la constitución y su actuar esta constreñido a lo que la norma fundamental establezca, creando una mayor protección para la población.
Lic. Juan Fernando González Espinosa
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