En el estado de Hidalgo los electores decidieron dar una lección al partido político que había gobernador por nueve décadas. Lo hicieron de manera contundente, a través de miles de votos que respaldaron una nueva propuesta política en la entidad.
Ahora, uno de los estados vecinos con gran influencia priísta, también debate su permanencia en el poder. Se trata del Estado de México, semillero de uno de los grupos políticos más influyentes dentro del tricolor.
Por tanto, lo que ocurrirá el próximo año en la elección de gobernador es de pronóstico reservado. Por un lado, veremos a un partido en declive (PRI) y por otro, la marea guinda de Morena, que en este momento tiene un gran respaldo social.
Sumado a lo anterior, el entorno actual llena de posibilidades aquella elección. No es exagerado decir que el PRI se juega su último boleto de subsistencia. Perder en su trinchera más poderosa, sería la antesala de su desaparición.
No hace mucho, el grupo Atlacomulco pertrechado en esa entidad, pudo impulsar a un candidato a la presidencia que a la postre se convirtió en el último priísta en Los Pinos.
En el otro lado, Morena parece que vive su mejor momento. Ya es un hecho que competirá con quien lleva dos intentos por derrotar al PRI. La clave será trabajar en una misma dirección y fortalecer sus bases.
Así que el compromiso electoral del año entrante, se antoja muy interesante para los estudiosos de la ciencia política. En este sentido, la vieja escuela de estudios electorales considera que el comportamiento electoral de los ciudadanos, lo determinan sus condiciones sociodemográficas.
Tomando esta última referencia, el Estado de México es el laboratorio político por excelencia en México, su composición social, política y geográfica (forma parte del área metropolitana pero también tiene amplias zonas rurales), son claves para quien pretenda ganar la presidencia de la república.
Dicho de otra manera, si Morena se hace del triunfo sería un mero trámite la elección de 2024 donde se renovaría la actual administración de Andrés Manuel López Obrador. Por el contrario, si el PRI mantiene su supremacía en aquella entidad, tiene una última oportunidad de subsistencia.
Todo lo anterior, tiene una relación con el estado de Hidalgo, porque de confirmarse la primera hipótesis donde Morena gana el efecto guinda permeará en toda el área central del país. Hidalgo tendrá buenos aliados políticos y vecinos.
Pero de ganar el PRI, tendríamos un escenario más complejo donde los viejos grupos políticos del régimen, tratarán de rehacerse a cualquier costa. Ahí, la cuestión será ver el comportamiento electoral de la entidad que tiene el mayor padrón electoral del país.
Se auguran tiempos de definición, porque la otra entidad que celebra elecciones es Coahuila, donde también subsiste un grupo muy poderoso del priísmo nacional. Vamos a ver qué ocurre con las definiciones que toman los electores de aquellas entidades.