Hemos de señalar que uno de los derechos principales de toda persona es el derecho a su libertad lo que implica ser libre para desarrollarse como guste y ello implica tener el derecho para decidir sobre su orientación sexual sin que exista discriminación alguna.
Por tanto, es que todos estamos obligados a respetar la libertad del resto de las personas en cuanto a sus decisiones lo que implica nuestra obligación de no entrometernos en sus decisiones de vida personal bajo el derecho que ellos tienen sobre su intimidad y privacidad.
Lo anterior en virtud de que todo aquello que una persona realicé dentro del ámbito de su vida de manera lícita, es decir sin contravenir ninguna norma jurídica preestablecida no solamente debe de ser garantizado por el Estado sino protegido por el resto de las personas bajo la premisa de solidaridad y obligación de protección de derechos que como humanidad tenemos hacia toda persona.
Es por ello que la identidad con la que cada persona decida comportarse dentro del ámbito de su vida personal no solamente debe de ser garantizado por el Estado, sino que debe de ser respetado por cada uno de nosotros puesto que, la opinión que podamos emitir respecto a la vida o intimidad de cualquier otra persona en nada importa no solamente en su vida sino para la sociedad.
En consecuencia, es que debemos de considerar que el único pensamiento que debe de prevalecer es la igualdad y la libertad de cada persona para decidir sobre su cuerpo, su pensamiento y su ser.
Por tanto, es que todo acto de discriminación se basa fundamentalmente en un pensamiento preconcebido por medio del cual se prejuzga a la persona por un pensamiento erróneo de la persona que discrimina violentando la libertad y la igualdad que tiene la otra persona para tomar decisiones respecto a su identidad y a su desarrollo psicosexual.
Hoy estamos en tiempo de comenzar un cambio para tener una sociedad más sana que respete la felicidad de las personas a través de su identidad.
Lic, Juan Fernando González Espinosa
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