En cualquier elección que se jacte de ser democrática debe de prevalecer la paz y la seguridad de las personas, pero lo más importante es pensar en el día después de las elecciones pues es en dicho día donde se garantiza la verdadera democracia.
En primer punto, se debe de depurar cualquier incidente o duda sobre el proceso y con ello garantizar a los participantes y a la sociedad que el vencedor de la elección sea quien verdaderamente obtuvo el mayor número de votos y fue elegido por la mayoría de los ciudadanos.
Sin embargo, una vez que tenemos un ganador la verdadera democracia comienza puesto que ello implica tanto la aceptación de un ganador y con ello la protección de los intereses de la minoría.
Máxime en una elección donde aquello que se disputa es un congreso puesto que la finalidad primordial del mismo es escuchar todas las voces ya sea de un país o de una nación dado que, contrario a ello no solamente eliminaríamos las voces de oposición sino las voces de las minorías que de no ser escuchadas destruirían la democracia ya que, una democracia sin oposición se convierte en dictadura.
En consecuencia, es que el deber de todos con posterioridad a una elección es trabajar en pro de un país pacífico en el cual se escuchen todas las voces tanto aquellas vencedoras, pero lo más importante aquellas que no fueron beneficiadas, pero representan voces e intereses por parte de los ciudadanos.
Es tiempo de buscar un país pacífico y protector de los derechos de todos donde velemos por las transiciones pacíficas donde quien se encuentra en el poder lo asuma con la responsabilidad y trabajar con todos y para todos puesto que, la finalidad de una nación es la permanencia y el progreso.
Por tanto, es que el día después de la elección debe de ser de paz, concordia y unificación para todas y todos.
Lic. Juan Fernando González Espinosa
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