El día de ayer la mayoría de Morena aprobó en el Congreso Local, la interrupción legal del embarazo (ILE). Lo anterior, ocurrió en un segundo intento porque hace unos meses –aún cuando la propuesta salió de ese grupo parlamentario–, no se pudo lograr la mayoría simple requerida.
De tal suerte que algo ocurrió al interior del partido guinda, para que esta vez sí aplicaran su cómoda mayoría. Inclusive, de los 17 diputados de este grupo parlamentario, una de ellas se dio el lujo de abstenerse. No obstante, se necesitaban 16 votos para que la propuesta se hiciera ley.
Vale la pena detenerse en algunos factores que no deben pasar desapercibidos. Ante este proyecto polémico, el debate parlamentario dejó mucho que desear. La mayoría de los oradores de oposición (PAN y PRI), aportaron argumentos legales para tratar de impedir la votación. Ellos aludieron en todo momento errores en el procedimiento, falta de cortesía al no ser invitados a los trabajos en comisiones, en fin.
Pero ninguno de los anteriores argumentos tenía relación con el fondo del tema. En esencia, se trata de empoderar a las mujeres, otorgarles la facultad legal de decidir sobre su propio cuerpo, no criminalizar, ni penalizar.
Esta medida no es un pasaporte directo para que se incentiven los abortos. Por el contrario, tal medida ayuda a tener certeza jurídica y una atención médica, en hospitales públicos si es que se requiere de dicha intervención.
Es decir, se busca terminar con las clínicas clandestinas que se enriquecieron gracias a esa caduca prohibición legal.
Ninguno de estos temas fue abordado por los detractores de la despenalización. Su estrategia descansó primero en argucias legaloides y luego, en la descalificación total al órgano de gobierno del Congreso Local.
Es este sentido, cabe resaltar la actitud iracunda del diputado Asael Hernández Cerón del PAN, quien al verse rebasado por la votación a favor del proyecto, desbordó una serie de improperios para todos.
Se debe celebrar la enjundia de los representantes populares, aunque ese aplomo debería estar presente en todas sus intervenciones. Porque hay muchas comparecencias de funcionarios del gobierno, en donde los diputados son muy condescendientes. Ahí, no se alteran, no cuestionan, no reclaman nada.
Al final, y previo a que termine la presente legislatura, por fin existe un proyecto que dejará huella en la vida de los hidalguenses emanado desde el Congreso Local. Estos representantes que estaban a punto de pasar desapercibidos, reivindican el camino con un sector de la sociedad civil, que pedía desde hace años un cambio en la legislación para eliminar la criminalización del aborto.
Ya que andan inspirados en aquella soberanía valdría la pena hacer una consideración sobre el delito de difamación, calumnia y daño moral que en casi todos los códigos estatales son parte de la materia civil. En cambio, en Hidalgo son considerados delitos en el código penal.
Eso, seguramente, será materia de la próxima legislatura que según el resultado electoral tendrá una conformación similar. Es decir, Morena y sus aliados se harán de 14 curules de mayoría más los espacios de representación proporcional, lo que representa que también tendrán una mayoría que permita impulsar una agenda legislativa, que sea capaz de convertirse en un contrapeso del poder ejecutivo local.
@2010_enrique