El debate para que la Guardia Nacional pase a formar parte de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), sigue teniendo capítulos muy álgidos. Uno de ellos se dio recientemente en la conferencia mañanera del presidente López Obrador.
En ese marco, el titular del ejecutivo federal se lanzó en contra de Miguel Ángel Osorio Chong, senador del PRI (oriundo del estado de Hidalgo), a quien acusó, junto con todos los panistas, de ser “de lo más retrógrada y autoritario que pueda haber como buenos conservadores”.
Dicha aseveración no ha de ver caído bien al que hace poco fue secretario de Gobernación y uno de los hombres más cercanos al ex presidente Enrique Peña Nieto. De hecho, vale la pena decir, que el también exgobernador de Hidalgo “armó” una súper secretaría que tampoco fue capaz de reducir los índices delictivos.
Vale la pena recordar que en el sexenio anterior la Policía Federal dependía de Chong. Es decir, esas funciones estaban concentradas en Bucareli. Por lo que, el ahora detractor de la iniciativa presidencial pretende regresar a modelos que ya probaron su ineficiencia.
El presidente no reparó en críticas para el coordinador de los senadores priístas, recordando que Osorio fue el responsable de cerrar la Normal Rural del Mexe, cuando fue gobernador del estado de Hidalgo.
Quizá con lo anterior, se buscaba relacionar la falta de compromiso con la educación rural y el énfasis por hacer de la seguridad nacional un tema burocrático y de concentración de funciones en una dependencia del gobierno eminentemente política.
No está demás decir que la iniciativa citada fue presentada en el legislativo por una diputada priísta, muy cercana al actual presidente nacional de dicho partido. Por lo que, además de su carga temática, la propuesta viene a demostrar la división interna del tricolor.
Dicho de otra manera, este debate lleva consigo una confrontación entre Alejandro Moreno y Miguel Osorio; los dos tratando de rescatar lo poco que queda de ese instituto político que fue dominante en el siglo XIX en la escena política de México.
Por tanto, el presidente parece disfrutar como pocos la división interna del partido otrora dominante. Su propuesta (compartida en la cámara de diputados por el PRI), se puede convertir en la estaca que termine con el bloque opositor entre PRI, PAN y PRD.
De ocurrir lo anterior, el partido Morena y su líder político (López Obrador), tendrían el mejor de los mundos. Una oposición dividida y un aliado permanente en las fuerzas armadas. Quienes hasta el momento son los grandes aliados institucionales del presidente.
Baste decir que los proyectos emblemáticos de la presente administración pasan por la Sedena. La construcción del AIFA, la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya son proyectos que no se entienden sin la parte logística, de operación y ejecución de las fuerzas armadas.
Por tanto, hay en esta lógica dos ganadores y un solo perdedor. En el atril de los beneficiados con el sabor de la victoria están el presidente y su partido conjuntamente con los uniformados; y del lado de los perdedores, se encuentra el PRI quienes hoy gobiernan dos estados del país (Edomex y Coahuila).