Tras más de una semana de la victoria contundente de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, las especulaciones en torno a cómo serán las relaciones bilaterales entre su gobierno y el de Claudia Sheinbaum no se han hecho esperar.
Y es que la relación con el país vecino siempre ha sido uno de los temas primordiales a lo largo de la historia de México; y debido a la retórica antiinmigrante y la voluntad de los republicanos por combatir implacablemente el tráfico de drogas, muchos auguran precipitadamente una mala relación de Trump con su homóloga mexicana.
Pues bien, pocas horas después de su victoria, Donald Trump sostuvo una llamada telefónica cordial con Claudia Sheinbaum, a quien invitó a su toma de protesta en el mes de enero e incluso sugirió la posibilidad de reunirse con antelación para tratar temas de mutuo interés.
Aunque Trump ha amenazado con la implementación de aranceles del 25% a México si no controla el flujo migratorio, es preciso recordar que su retórica durante la campaña del 2016 era similar, y al llegar a la Oficina Oval, se mostró receptivo al diálogo con el gobierno de México, llegando a establecer una cordial y cooperativa relación con el gobierno de López Obrador, tan pronto este último ocupó la presidencia en 2018.
El ahora secretario de Economía Marcelo Ebrard, ya tiene experiencia negociando con Trump y su entorno, y muy probablemente será él en quien recaiga la responsabilidad de llevar a buen puerto los diálogos con el gobierno estadounidense.
La designación de Marco Rubio (acérrimo crítico del gobierno de López Obrador y su estrategia de seguridad) como secretario de Estado ha generado preocupación, aunque Rubio siempre ha tenido una retórica respetuosa hacia la comunidad mexicana en EE.UU.
Ha llamado a los gobiernos de Norteamérica a la formación de un frente común para contrarrestar el poder de China. Si bien, el gobierno de Trump supone retos diplomáticos para la 4T, anticipar una mala relación entre los gobiernos de México y EE.UU. es demasiado precipitado, dada la codependencia entre ambas naciones y lo costoso que les resultaría a ambas partes una relación turbulenta.