En una ciudad llena de estructura, romance y fantasía, plena de idealistas, son importantes los espacios para la apreciación del arte.
En muchos de los casos, estos espacios existen en las áreas circundantes siendo el entorno, con sus murales y edificaciones, los que adornan y embellecen el panorama.
Un ejemplo preciso, ubicado en el centro de la capital francesa, es el Centro Pompidou. De manera que a través de las palabras del Presidente George Pompidou: “Me encantaría que París tuviera un centro cultural […] donde las artes plásticas estuvieran asociadas a la música, al cine, a los libros, a la investigación audiovisual…”; el centro, con apertura en 1977, se convirtió rápidamente en uno de los cinco monumentos parisinos más visitados.
Es reconocido por su estructura contemporánea, dónde se reciben a diversos artistas de todo tipo de disciplinas. De forma simultánea, apoya al arte emergente mediante la interacción con un público variado.
Personalmente, el primer encuentro que tuve con esta superestructura de 7 niveles de vidrio y acero, fue en el 2012, cuando viajaba con mis mejores amigas vacacionando por la ciudad del amor. Lamentablemente, por tiempos de itinerario, no tuvimos la oportunidad de ingresar en ese momento. Sin embargo, bastó con sentarnos en la plaza de enfrente, acompañadas de una crepa, para deleitarnos la vista con esta inmensa obra de arte.
Años más tarde, a mi regreso por Paris, mi compañero de trabajo y amigo Jorge, fue el encargado de adentrarme a la vida citadina. Me acompañaba a todos lados, indicándome lugares y caminos claves, casi siempre en bicicleta.
Durante una pausa laboral (anteriormente famosas), y el antojo de un helado, fue como descubrí que aquel complejo cultural que quedaba a unos cuantos pasos de mi trabajo, por lo que pude visitarlo en consecutivas ocasiones.
Este centro artístico contemporáneo contribuye a un espacio de dialogo e intercambio entre el conocimiento y la creación de las artes escénicas, la palabra, el cine y el performance. Engloba la pintura y la escultura, así como la danza, el teatro y la música.
En la parte alta tiene un restaurante que ofrece una vista panorámica privilegiada de la ciudad y en sus alrededores cuenta con explanadas, restaurantes y brasseries donde continuamente hay muestras artísticas.
Todo esto aunado a que forma parte de los museos gratuitos, evento del primer domingo de cada mes. Vale la pena visitarlo y aprovechar ya que, independientemente del coronavirus, cerrará sus puertas entre el 2023 y 2027 para mantenimientos de su infraestructura