Figura clave para entender la vida política de México en los últimos 50 años, Porfirio Muñoz Ledo, será recordado como uno de los artífices de la transición democrática de este país. Su paso por los momentos más álgidos de la historia moderna, lo sitúan -casi siempre- en primera fila.

Porfirio fue un verdadero animal político, único en presidir dos partidos políticos nacionales (PRI y PRD) y fundar otros dos (Nueva República y Morena); y que participó en todas las plataformas políticas desarrollando en todo momento, un olfato tenaz que lo hacía estar presente en todos los foros.

Este hombre enciclopédico, encontró su eterno descanso el pasado 09 de julio del presente, a los 89 años después de construir una prolífera carrera política y diplomática.

Su legado es amplio, incluso diría que todos los que gustan de la actividad pública tienen algo que decir de Porfirio. Su paso por el PRI más anacrónico y sus intentos por distinguirse de los improvisados y aunque fue aspirante presidencial, las puertas de aquel partido se mantuvieron cerradas para el que también fuera dos veces secretario de Estado.

Quizá el momento más recordado será cuando toma la decisión de interrumpir un informe presidencial. Aquella osadía le valió el castigo de todo un régimen, que nunca le perdonó el hecho inimaginable de increpar a Miguel de la Madrid en la Cámara de Diputados.

Aquella imagen borrosa como se puede apreciar ahora, deja ver a un hombre erguido en los pasillos del Congreso federal, con tono muy fuerte de voz señalando a un presidente muy pequeño en lo alto de la tribuna.

Así era Porfirio, hombre de carácter y decisión. Logró su cometido de ser candidato a la presidencia de la república en el año 2000, con las siglas de un viejo partido político (PARM), su intuición le hizo revertir la decisión y declinar por un Vicente Fox, que se perfilaba como ganador de la contienda.

Aquel movimiento (sagaz y oportuno) le valió ser representante de México en la comunidad europea, cuando el oriundo de Guanajuato se convirtió en el presidente de la transición. Al logar ganarle al PRI después de 90 años en el poder.

Sin embargo, años después, Porfirio apareció en las filas del Movimiento de Regeneración Nacional. Como era costumbre, el gran conocedor de los tiempos políticos, pudo descifrar que la derecha venía a pique y que lo conveniente era encontrar lugar en aquellos que proclamaban una cuarta transformación de la vida pública de México.

De esta manera, Muñoz Ledo regresó a su verdadera esencia, a la de ser parlamentario. Nuevamente, en aquella soberanía, se convirtió en referente. Los tiempos exigían a un hombre experimentado en aquella posición y Porfirio se encargó de conducir de manera magistral, los trabajos legislativos de la nueva mayoría guinda.

Sin embargo, en el ocaso de su vida, la terquedad de Porfirio lo llevo a confrontarse con sus propios compañeros de partido. Busco ser presidente de morena y falló en su intento. Ya no son los tiempos de don Porfirio, se escucha decir a sus correligionarios.

Hombre de extraordinaria oratoria y fino lenguaje, quedará en los anales de la historia como figura institucional y polémica, que vivió con pasión y entrega. Su legado sigue presente en alguna generación de políticos que vieron en él un ejemplo para entender el poder en el México del siglo XXI.

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